Jesús Rojas | Madrid |
Aprovechando el auge de los vinos de Madrid, entrevistamos al Presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid, que nos descubre las singularidades de una D.O. que está en pleno proceso de crecimiento gracias, en gran parte, al enoturismo.
Muy pronto cumplirás 5 años al frente de la DO Vinos de Madrid y en esta etapa te ha tocado lidiar con una pandemia justo cuando parecía que estos vinos empezaban a tener el reconocimiento que merecen.
Ha sido durísimo, la verdad. Y lo peor es que parece que no se acaba, ahora se vuelve a hablar del uso de las mascarillas en exteriores. No termino de entender que se siga sembrando el terror cuando las vacunaciones van a buen ritmo, no se dan cuenta de cuánto afectan estas decisiones a la restauración y a las bodegas.
A pesar de todo, si nos fijamos en los números, tampoco ha sido un año tan desastroso.
La verdad es que no nos podemos quejar. Nosotros solo hemos bajado un 5% en 2020, a pesar de los confinamientos y de todo lo que ha traído la pandemia del Coronavirus. Hemos aguantado el tirón mucho mejor que otras D.O.’s. Pero esto también es muy significativo porque de alguna manera nos indica hacia dónde íbamos y lo que podíamos haber conseguido de haber seguido lanzados. Pero soy optimista de cara al futuro, en lo que llevamos de 2021 hemos superado, no solo al 2020, sino incluso al 2019. Creo que se están haciendo las cosas bien por parte de las bodegas y me reafirmo en lo que venimos diciendo desde el principio: Nuestro mercado es la ciudad de Madrid y en esa dirección vamos a seguir poniendo todos nuestros esfuerzos.
Y, además, estáis apostando fuerte por la zonificación. Algo que va a afectar a los etiquetados de las botellas.
Lo que ocurre es que nosotros, como Consejo Regulador, hemos estado durante mucho tiempo, por tema de normativa, impidiendo que las bodegas pudieran hacer descripciones más detalladas de sus vinos. Y ahora ya van a poder hacer alusión, por ejemplo, a la especificidad del paraje, de las parcelas, de la tierra o de las elaboraciones. Y esto es algo que van a agradecer los consumidores porque necesitan conocer de dónde vienen estos vinos.
Para empezar deben conocer las diferencias entre cada una de las subzonas que componen Vinos de Madrid.
Pero es que incluso dentro de las propias subzonas hay muchas diferencias entre los distintos vinos que allí se elaboran. Y a lo mejor hay una distancia de 20 kilómetros entre una bodega y la otra. Si te vas, por ejemplo, a San Martín de Valdeiglesias, vas a encontrar zonas de vega o de arroyo, pero muy cerca tienes zonas montañosas donde encontrarás cepas en altura que hacen que, siendo la misma variedad de uva, salgan vinos completamente diferentes.
Pueblos como el que mencionas o Colmenar de Oreja se están empezando a convertir en referentes del enoturismo madrileño, ¿qué es lo que hace que cada vez más gente a conocerlos?
Es la parte positiva que nos ha dejado esta situación tan negativa. Al madrileño no le gusta quedarse los fines de semana en la ciudad y, al no haber podido salir de aquí, no le ha quedado más remedio que quedarse en la comunidad para ir a conocer esos pueblos y bodegas. Y gracias a eso han descubierto pueblos como Colmenar de Oreja, que para mí es el gran desconocido del enoturismo madrileño. Ahora no dan abasto con las reservas pero durante muchos años no ha sido así.
A pesar de los grandes avances en materia de enoturismo, parece ser que a la hostelería madrileña aún le cuesta dar ese paso de incluir referencias vinos de la DO Vinos de Madrid en sus cartas. ¿A qué crees que se puede deber?
Nos queda mucho camino por recorrer en ese sentido, estoy de acuerdo contigo. Es cierto que ahora al menos estamos, ya que antes directamente nos metían en otras denominaciones o en otras categorías. Y el recorrido que se está haciendo parte del nivel más alto a nivel gastronómico, representado por restaurantes con estrellas Michelin, hacia abajo. Está haciendo un efecto cascada que empieza a repercutir en el resto de la hostelería. Esa es nuestra gran asignatura pendiente, que a la hora del tapeo en Madrid los bares no se limiten a ofrecernos un Rioja o un Ribera, que son vinos estupendos, pero es necesario que nos hagamos un hueco en el mercado. Si el madrileño pidiese un vino de Madrid, en poco tiempo nos quedaríamos sin vino en la comunidad. (Risas)
De hecho, siempre se ha dicho que se consume mucho más vino de Madrid fuera que dentro.
Sí, pero es algo que está cambiando. También tienes que entender que el nombre de Madrid es muy atractivo para los de fuera, de ahí que llegásemos a exportar un 30% de la producción. Para mí, el enoturismo va a ser el gran impulsor de los Vinos de Madrid y del turismo rural en general. Cualquier pueblo, aunque no tenga una bodega cerca, que apueste por el enoturismo, va a acertar. Porque el enoturismo no es solo ir a visitar una bodega, también es hacer catas en un restaurante, hacer una ruta guiada con un profesional del sector,… Fíjate, en las Moradas de San Martín hacen observación de estrellas por la noche con cata incluida, es algo espectacular.