Jesús Rojas | Madrid |
Aprovechando que a la bodega Castell del Remei le acaban de conceder un reconocimiento internacional que se otorga a empresas que cumplen más de 200 exigentes requisitos en áreas como el medio ambiente y la mitigación del cambio climático según las metas y Objetivos de Desarrollo Sostenible elaborados por la ONU, nos pasamos a conocer a Tomàs Cusiné, propietario de la bodega.
Para obtener la certificación BIOSPHERE se tienen en cuenta múltiples factores: el control de emisiones, el saneamiento y la limpieza del agua, la producción y utilización de energías limpias y no contaminantes, la producción y consumo responsable de productos y servicios, la guerra al plástico y la gestión de residuos que ayude a la vida de los ecosistemas.
Castell del Remei es la bodega más antigua de Cataluña en la elaboración, embotellado y etiquetado de vinos finos de crianza. Solo por esto ya merece la pena la visita. Pero me consta que hay mucho más. ¿Qué es lo que más sorprende a los visitantes cuando vienen a conoceros?
Creo que el entorno per se. Se trata de una antigua colonia agrícola que transmite la atmósfera de finales de siglo XIX. El castillo, el Santuario De la Virgen del Remei, el restaurante, la bodega, el molino de aceite, la botería, la destiladora, los jardines, etc. Además, el espacio permite pasear entre la naturaleza y disfrutar de las diferentes actividades que ofrece. Gozamos de una gran oferta lúdica, el visitante puede disfrutar de la cultura artística y popular visitando exposiciones o participando en los numerosos eventos que se organizan.
Acabáis de recibir la certificación BIOSPHERE, algo que me imagino que no esperabais, pero por lo que habréis estado trabajando muy duro. ¿Cómo ha sido el camino hasta que ha llegado este reconocimiento?
Para nosotros siempre es un placer que se nos reconozca el trabajo que realizamos, pero procuramos no pensar mucho en ello. Es un trabajo duro, sí, pero vale la pena si queremos cuidar de este entorno único. Llevamos 5 años trabajando intensamente por luchar contra el cambio climático y hacer de nuestro espacio un entorno idílico, que sea ejemplo de sostenibilidad.
El certificado, otorgado por el Responsible Tourist Institute (RTI, Instituto de Turismo Responsable, en sus siglas en inglés) promueve internacionalmente el turismo responsable, ayudando a todos los actores implicados a desarrollar una nueva forma de viajar y de conocer nuestro planeta.
Concretamente, con respecto a este tema que mencionas, ¿qué medidas habéis ido adoptando para conseguir mitigarlo en la medida de lo posible?
Desde 2016 hemos invertido en sostenibilidad y en la conservación del entorno de la bodega con acciones como la instalación de una isla flotante en el lago con flores silvestres y la plantación de más de medio millar de árboles (cipreses, plataneros, fresnos o arces, entre otras especies) en sus alrededores. Además, hemos reintroducido varias especies de aves, como lechuzas y cernícalos (aves rapaces en peligro de extinción), hemos construido nidos de cigüeñas que permitan la repoblación de esta especie protegida en su arboleda y cajas nido para los murciélagos en los árboles próximos a las viñas. Estos animales, una especie protegida, son depredadores de insectos y contribuyen a la conservación de la salud de las viñas. Por otra parte, el año pasado nos lanzamos a por el autoconsumo. Contamos con 270 paneles fotovoltaicos, lo que supone 49 toneladas menos de C02 que se emiten a la atmósfera y un 40% de ahorro en el consumo energético de la bodega.
En general, tanto los meses de verano como en el que nos encontramos actualmente, las bodegas han experimentado un aluvión de visitas. ¿Ha sido vuestro caso? ¿Cómo estáis llevando este momento post-pandémico después de un año tan complicado?
Nuestra bodega está ubicada en un enclave con más de 2.000 años de historia que cuenta con diversos espacios y lugares que son razones de peso para venirnos a visitar. No obstante, este año tan complicado nos ha servido para poner en valor aquello que es nuestro. Por este motivo, hemos visto un creciente interés en la gente local y también del resto de Cataluña.
Por último, ¿qué le dirías a un aficionado al enoturismo que nunca haya visitado vuestra bodega para que no os pierda de vista?
Castell del Remei es la bodega más antigua de Cataluña y su historia merece ser escuchada. Le instaría a recorrer las antiguas y actuales instalaciones de recepción de uva y expedición de producto, así como el resto de los espacios del enclave. Por otra parte, considero esencial que cate los vinos y pueda imaginar la historia que esconden.