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Jorge Solana Aguado


Director de Enoturismo 360º

 

Los últimos estudios sobre el desarrollo del enoturismo en España ofrecen una visión muy optimista de lo que es este sector (un incremento en 258.617 visitas en términos absolutos, lo que supone un aumento del 18,08% respecto al año anterior),

pero no lo son tanto los estudios que hablan de consumo de vino por persona y año, que dan resultados de bajada continua año tras año. La exportación ha venido a salvar el sector del vino, desde el punto de vista del consumo y también es cierto que se podría analizar el crecimiento de las visitas de ciudadanos de otros países a las distintas instalaciones, ya sean bodegas, cooperativas, museos, hoteles integrados en zonas vitivinícolas o actividades de ocio realizadas en el entorno de las viñas.

 

La subida del enoturismo puede generar mucha expectación y la apuesta por fortalecer la marca de Rutas del Vino de España puede ser un paso positivo hacia un desarrllo mayor. El encuentro entre el turismo y el consumo de vino en España, tiene que producirse o algo no estamos haciendo bien. En algunos países productores, principales a nivel internacional, las bodegas venden al cabo del año, más por las visitas a las instalaciones que por lo que distribuyen y al final consiguen vender en los lineales de los supermercados de sus respectivos paises.

 

No obstante, la oferta enoturística en España es magnífica. Quizás la comuncación y el marketing realizado no sea en muchos casos el mejor y, en este sentido, lo planes acometidos merezcan una revisión. Si la oferta es muy buena hay que darla a conocer de forma excelente. Es lo que se merece, es lo que necesita. El enoturismo es una actividad de ocio, de entretenimiento, pero también de pasión por el mundo del vino. Comunicar con la misma pasión puede ser estupendo para el sector.

 

A esto se añade el aspecto esencial sobre el que trataba. Si la comunicación de la oferta enoturística debe ser buena, la de las propias bodegas en sus instalaciones debe ser mejor. En este sentido, hemos mejorado mucho y en las últimas visitas que he realizado a bodegas, las visitas están preparadas, las catas de los vinos esenciales muy bien elegidas y quizás lo que nos falta es la comercialización.

 

Las bodegas no quieren entrometerse en la labor de sus distribuidores y en las ventas. El precio que nos ofrecen en bodega es el precio PVP que encontrariamos en cualquier tienda dónde podamos acercarnos a comprarlo. ¿Qué ventaja tiene entonces el consumidor por ir a la bodega? Ninguna. La bodega es muy bonita, el vino está muy bueno, pero el precio es el mismo. Ya me lo iré a comprar a la tienda que he visto de vinos, si lo tienen. Si lo tienen, claro. Mientras un montón de vino está almacenado en las bodegas.

 

El consumo interior debe subir de la mano del enoturismo. Es el mejor momento para vender, para captar un cliente. Las bodegas deben verlo como un cliente que además comunicará a sus amigos lo bien que estaban aquellas instalaciones, cómo les enseñaron un viñedo en espaldera excepcional, pero también para sacarles aquella botella de vino que compró y poderla compartir. Una experiencia maravillosa. Algo que creará futuros clientes de la bodega y del vino. Un gran plan. Hagan que su consumidor tenga ventajas por comprar en bodega, no hace falta que tenga beneficios