Jesús Rojas | Madrid |
La Revelía 2018 se fermenta en barricas de 500 litros de roble francés y se somete a una crianza sobre lías en la que, por encima de todo, se respeta la varietal. Por eso, no es de extrañar cómo lo definen sus propios autores: “Es la máxima expresión de lo que nosotros queríamos hacer desde un principio con la uva Godello: extraer su personalidad única, la complejidad, intensidad y finura que definen su carácter varietal, huyendo de las notas tropicales y reforzando sus notas a flores secas, sus recuerdos cítricos y su elegante mineralidad”.
La uva Godello apenas representa el 6% del cultivo de la vid en la zona de El Bierzo
Así presentan desde Emilio Moro, una de las bodegas más señeras de Ribera del Duero, la tercera añada de esta referencia, procedente de los viñedos más altos de la bodega en El Bierzo –a unos 700 metros de altitud– y consecuencia de un ambicioso proyecto que se enmarca en el noroeste de la provincia de León, en el llamado Valle del Silencio.
Y es que esta zona se caracteriza por tener un microclima especial, con base de clima mediterráneo, una marcada continentalidad e influencias atlánticas, lo que resulta ideal para producir vinos de una calidad y personalidad extraordinarias.
Es el caso de La Revelía 2018, que destaca por ese equilibrio entre complejidad, finura y frescura, además de por su gran concentración de matices. De hecho, para sus artífices “es el más representativo de lo que desde el principio queríamos hacer en El Bierzo con la uva Godello; es el cenit del trabajo de todos estos años”.
Cabe recordar que en Emilio Moro supieron ver hace años ese potencial y eligieron esta denominación de origen para completar su gama de vinos con dos blancos, La Revelía y El Zarzal, vinos que sin duda estarían a la altura de sus tintos de Ribera del Duero. Fruto de este empeño y de una añada marcada por una alta pluviometría y un verano cálido, llega al mercado La Revelía 2018, un blanco ideal para disfrutar con el buen tiempo que nos brindan la primavera y el verano.