Director de Enoturismo 360º
Hablar estos días de enoturismo o de cualquier tema es complicado. Uno no se puede hacer a la idea de hablar de ocio y entretenimiento cuando se ha producido hace unos días una ruptura social tan grande en Catalunya, es más, una ruptura social en toda España.
Por desgracia he vivido en primera persona discusiones de amigos, de casi hermanos, me consta que discusiones en entornos familiares por el referéndum ilegal que se ha celebrado, en primera instancia, pero igualmente por la independencia de Cataluña, que es lo que lleva aparejado.
Una crisis social muy traumática que me lleva a plantear posibles escenarios económicos anejos a todo lo que ocurre. ¿Habrá un enoturismo independentista? El concepto reconozco que es raro y extremista, pero cada uno que interprete los datos que añado.
SI nos referimos a situaciones económicas vividas dentro del sector del vino hay datos que muestran que los procesos de independencia no han favorecido a la comercialización de los vinos, de los productos gastronómicos y, desde luego tampoco del producto estrella, el cava al resto de España. Es más, lejos de favorecer, en ciertos casos se ha producido un boicot. Es por eso, que quizás, una de las marcas estrellan producción y comercialización de cava, Codorniú, se haya añadido a las más de 400 empresas que han cambiado su sede social y fiscal.
En 2005, el presidente Carod Rovira hizo unas declaraciones que no favorecían la apuesta de Madrid para ser sede de los Juegos Olímpicos. La respuesta no se hizo esperar en forma de boicot hacia el cava y otros productos catalanes. En muchas ocasiones ha habido declaraciones de empresarios señalando las dificultades de vender sus productos en el resto de España.
En 2012, la actual secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal se embarcó junto con dirigentes del partido en Cataluña en una campaña que era demasiado simbólica para no pensar que el boicot traspasaba los rumores y se instalaba en las cuentas de las empresas. Era una muestra más de apoyo a los empresarios, ¿comprendieron el gesto de entonces?
Insistían los políticos en que los españoles sabían «separar» perfectamente las reivindicaciones independentistas de «determinados partidos nacionalistas» de los productos y las empresas catalanas. La propia Cospedal remarcaba que un hipotético boicot sería «una solemne barbaridad». Pero las cuentas demostraron que la ‘barbaridad’ podría ser una realidad.
En el anterior proceso de referéndum para la independencia en Cataluña, aquel del 9N en 2014 las secuelas se dejaron sentir en las bodegas catalanas. Uno de los claros ejemplos fue la citada Codorniú que declaró en su informe de gestión de aquel ejercicio, la queja de la profunda recesión de los mercados español y europeo donde opera, hasta el punto de que «este ha sido el peor año para el comercio minorista en el mercado nacional, con una fuerte caída de la demanda, acentuada en la campaña de Navidad».
Pero en contraposición a esto, la firma Freixenet lanzó esa Navidad una campaña que brindaba en su celebración centenaria por “otros 100 años juntos”, un juego de palabras que evocaba al centenario de la firma de espumosos, pero que también se interpretó en clave Cataluña-España. Esta campaña supuso un retroceso en las ventas en Cataluña. El boicot vino desde dentro, pero en cambio esa campaña provocó que hubiese un 5% más de ventas en el resto de España que en la campaña de 2013. ¿Casualidades o consecuencias?
Desde el punto del vista del turismo, estas semanas posteriores a la consulta de independencia más conflictiva de Europa desde hace mucho tiempo, ya se han cancelado viajes de extranjeros a España, muchos de ellos vía de entrada por Barcelona o Catalunya. A la vez que hay empresas turísticas de la región que indican que no es cierto y que todo sigue igual. No nos ponemos de acuerdo ni en los datos, algo tan real como la estadística. Es una pena.
En cuanto al enoturismo, como parte de este turismo, en 2016 los datos indicaban un fuerte crecimiento en la Ruta del Vino y el Cava del Penedès con respecto al ejercicio anterior. En concreto, fueron 486.388 visitantes, 21.563 más que en 2015. Estos son datos de Rutas del Vino de España y la Asociación de Ciudades Españolas del Vino. Habrá personas que digan que fueron más, porque sólo se controlan un determinado número de empresas. Es cierto, pero el número me sirve.
En este informe se recogían ciertas tendencias dentro del enoturismo y de los enoturistas. Estos se caracterizaban por que la demanda en todas las Rutas del Vino es predominantemente española, de cercanía física y social. Además, el perfil sociodemográfico del visitante sigue manteniendo un equilibrio entre los dos sexos, aunque los datos del nuevo informe vuelven a dar un porcentaje algo superior en el número de mujeres (52,5%) frente al de hombres (47,5%).
La franja de edad predominante en este nuevo estudio vuelve a ser la que se sitúa entre los 46 y los 65 años, aunque cada vez son más los enoturistas de entre 36 y 45 años (27,2%). El intervalo de 26 a 35 años se ha visto reducido en los últimos periodos, lo que manifiesta la necesidad de enfocar tanto el producto enoturístico como las acciones de promoción hacia un público más joven.
Con estos datos por delante, la pregunta está servida: ¿se podrá salvar el enoturismo de las Rutas del Vino de Catalunya con los turistas de fuera de España, del extranjero, en el caso de una independencia real o si se produjera un boicot de turismo y enoturismo? Las respuestas son muchas. Sinceramente, esperamos desde Enoturismo 360 que todo vaya de la mejor manera posible y que podamos seguir disfrutanto de todas las regiones a nivel mundial para hacer enoturismo. La verdad absoluta no existe, pero sí es bueno perseguir la verdad, en muchas ocasiones con datos, para por lo menos no caer en la discusión sin argumentos.