Director de Enoturismo 360º
Según los últimos datos sobre turismo en España, el número de visitantes a nuestro país crece de manera considerable en el año 2016 y también crece el número de personas que hacen enoturismo o turismo relacionado con el vino, pero aún siendo un dato positivo, no es lo suficientemente bueno.
Todo hay que mirarlo desde el lado positivo. España es el tercer productor mundial de vino con 37,8 millones de hectólitros en 2016. Un dato muy positivo pero que no se traduce en número de visitas a las bodegas y a las zonas anejas, para poder disfrutar de manera conjunta de experiencias en el territorio elegido para hacer turismo.
Si bien el enoturismo habría que definirlo como turismo enológico o turismo del vino, no podemos dejarlo ahí y basarnos sólo en esto y ya está. El enoturismo tiene que ser algo más. En un país como España dónde el vino es un sector primordial en muchas regiones y dónde el patrimonio, la cultura, la naturaleza, la gastronomía o las meras condiciones atmosféricas son favorables, todo debería de estar más interrelacionado.
Pero además de tenerlo en España tenemos el problema de que normalmente nos falta mucho de promoción y de comunicación. Si no damos a conocer nuestros recursos, nuestras posibilidades nuestra intrahistoria, nuestros vinos y su entorno, difícilmente seremos capaces de conquistar a un usuario o turista que tiene infinidad de opciones y que los demás sí se preocupan de hacerle saber que están ahí.
En esto tienen mucho que ver las administraciones, que deben ser conscientes de esta promoción para la ayuda a la comercialización de los propios productos de la zona y entre ellos los vinos. Pero no seamos demasiado críticos con ellas, que el esfuerzo lo hacen, aunque sea a través de fondos provenientes de las instituciones europeas.
Sobre todo los que se tienen que poner las pilas son las bodegas y las empresas privadas, creando valor añadido en cada una de las actividades que programan. Se deben unir y ser más fuertes pudiendo ofrecer paquetes completos en los que poder dar al turista una experiencia conjunta y todo lo que necesita.
Y en todo esto también tiene que ver mucho l a promoción y comercialización de las bodegas. Hace unos días, hablando con una de las principales agencias dedicadas al enoturismo en España y de comercialización internacional de estos viajes, me indicaba uno de sus creadores que cuando pedía un precio fijo, por comercializar los productos enoturísticos de un lugar, resultaba que le decían que no.
Esto me suena al año 2001, cuando creamos una comunicación específica para bodegas y recorrimos buena parte de la geografía intentando convencer de la importancia de la comunicación. La respuesta era, “ya tenemos nuestro departamento de marketing”. Unos años más tarde, las bodegas tomaron a la carrera la vía de la comunicación.
En el caso del enoturismo, ahora pasa lo mismo, supongo que dirán las bodegas que ellas son capaces de realizar su comercialización de los productos enoturísticos. Me suena a que dentro de poco tomarán a la carrera la vía de las agencias y turoperadores. Pero todo eso sin comunicación efectiva y dar a conocer las actividades, no llevará a nada. La promoción del enoturismo es una asignatura pendiente en un país con el potencial que tiene España, por turistas y por vino.