Jesús Rojas | Madrid |
Hace unos días recibía el merecidísimo galardón este profesional del vino que lleva 60 años al frente de Bodegas Gutiérrez Colosía, toda una institución en el Marco de Jerez.
Un reconocimiento que no se esperaba, aunque cuando se iba acercando la fecha se empezaron a escuchar cada vez más rumores en la Asociación de Empresarios de El Puerto de Santa María de que este año le tocaba a él, “y además por unanimidad”. No obstante, deja un regusto algo particular el hecho de que ese premio haya llegado en este año tan fatídico en el que la incertidumbre parece querer acaparar todo el protagonismo: “Nadie sabe lo que va a pasar, pero hay que adaptarse. Estamos capeando el temporal como podemos”.
Y en este noble oficio, por el que en su día de desvivieron su abuelo y sus padres, ahora le acompañan su mujer y sus hijas, que son quienes han estado con Juan Carlos al pie del cañón durante estos meses de confinamiento. “Básicamente hemos subsistido gracias a la campaña de reparto a domicilio que hicimos a nivel loca, principalmente en Cádiz y El Puerto de Santa María”. Y añade: “Ten en cuenta que todo el tema de las exportaciones se paralizó totalmente durante los meses de abril, mayo y casi todo junio”.
“Hubo una psicosis con respecto al virus, ya que decían que podía viajar en el cartón y el papel, y todo se paró de raíz”.
Un palo para el sector de esos que cuesta remontar, aunque en el Marco de Jerez ya saben bien de qué va esto de la crisis. “El vino de Jerez la está sufriendo desde hace más de 40 años”. Nos cuenta Juan Carlos que “a partir del año 75, coincidiendo con todo el cambio económico, social y político del momento, se empezaron a hacer unas inversiones brutales y se crearon un montón de bodegas”. ¿La consecuencia? “Un exceso de producción, una subida de intereses por parte de los bancos y un mercado que se vino abajo. Fueron tiempos muy duros y ahora estamos remontando, pero nos ha costado mucho trabajo”.
La buena noticia es que estos esfuerzos, aunque sea mínimamente, se empiezan a ver recompensados. Bodegas como Gutiérrez Colosía venden hoy, y cada vez más en países como Alemania, Estados Unidos, Japón, los países nórdicos,… o incluso en Francia, donde siempre ha sido realmente complicado.
“Hoy en día puedes encontrar vino de Jerez en el 80% de los países. Tenemos una de las grandes joyas del mundo y lo valoran mucho más fuera que dentro de España”.
Otro de los grandes aliados del vino de Jerez en los últimos años es el sector HORECA, y muy particularmente el mundo de la alta cocina. El dueño de la bodega de El Puerto de a Santa María nos aclara a qué se debe esta complicidad: “Las posibilidades que ofrece a la hora de elaborar los maridajes ha hecho que se fijen en ellos restaurantes como El Celler de Can Roca, Mugaritz o El Corral de la Morería. Son vinos con una gran fortaleza que son capaces de aguantar todo lo que le echen, y eso no ocurre con todos los vinos”.
Y conviene no olvidarse de los sumilleres, ya que “son muchos los que van a visitar las bodega y se interesan a título individual”. Ni del Consejo Regulador, “con el que ahora se están haciendo muchas cosas”. Pero, no nos engañemos, “sigue siendo un vino muy poco conocido en España”, y eso es algo que tiene que cambiar de una vez por todas.
Gutiérrez Colosía: la apuesta por lo manual en un entorno único
A Juan Carlos no le gusta hablar de artesanal, se siente más cómodo hablando de manual. Y es que es como trabajaban antiguamente sus ancestros. “Ya no es que no hubiera mecanización, es que en muchas de las naves de los vinos ni siquiera había luz eléctrica. Con el tiempo se ha ido mecanizando parte del proceso, pero seguimos manteniendo una parte manual. Nos gusta conservar el sistema antiguo a la hora de rociar los vinos, algo que en otras bodegas se ha ido transformando”.
Esto es sin duda lo que hace especiales los vinos de esta familia de larga tradición vitivinícola. Aunque conviene no pasar por alto lo privilegiado de su ubicación: “Nosotros tenemos esa suerte, lo que nos permite tener una crianza biológica los 12 meses del año de forma ininterrumpida”. Desde el otro lado del teléfono, un emocionado Juan Carlos, poco antes de despedirnos, añade: “Ojalá pudieras ver la flor que tienen ahora mismo porque es absolutamente increíble, eso es lo que hace que nuestros vinos sean distintos”.
Y es que, señores, hablamos de las únicas bodegas que dan al río Guadalete en la actualidad, que es lo que aporta la humedad perfecta para la crianza biológica de los vinos finos bajo el velo en flor.