Jorge Solana Aguado | Director Enoturismo 360 ||
A lo largo de estos meses he visto como muchos organismo, instituciones y empresas han dedicado ofrecer formación de primer nivel sobre el enoturismo o el sector vitivinícola. Algunos teníamos claro desde hace tiempo que la formación era esencial en este sector y así lo reclamamos ya en muchas ocasiones.
La pandemia trajo bastante tiempo frente al ordenador, muchas horas de webminar, de formación online, de auto conocimiento a través del formato preciado del vídeo. Esta tendencia parece que ha venido para quedarse.
Grupos privados como Matarromera han puesto en marcha su Master en Gestión de Empresas Vitivinícolas. Instituciones como Rutas del Vino de España se han alineado con la Wine Tourism School. Organismos como la Universidad Carlos III se han aliado para poner en valor la formación en el sector colaborando con el sector Horeca en la puesta en marcha del Diploma de Análisis Sensorial del Vino y Gestión de Empresas Vitivinícolas.
La formación especializada es necesaria en este momento para el sector del vino y del enoturismo. Esto es algo que no tiene duda. Ahora el planteamiento nos debería de llevar un paso más allá. La sociedad evoluciona rápido, necesita de una formación continua de las personas en todos los ámbitos. El enoturismo no puede quedarse atrás una vez más en esto.
Cuando se habla de formación, ahora mismo, no es para hacer un curso, un grado, un master y con eso ya esta todo hecho. Antiguamente uno se formaba en una profesión y con lo que había aprendido podía desempeñar su trabajo de por vida.
Bienvenidos a la época de la formación continua, de la autoformación a través de cursos, vídeos, grupos de conocidos, talleres y webminar, entre otros. Debemos ser conscientes de que nuestro aprendizaje se realiza todos los días. Podríamos decir que esto ya ocurre con las situaciones que se producen, las resolvemos y aprendemos. Sí, es importante, pero no es suficiente. Tenemos que tomar partido y ser parte activa en esa formación y especialización.