Lucía Puente Rodríguez | 7 de julio de 2016
La sociedad actual está agotada de siempre lo mismo, por lo que busca explorar y vivir nuevas experiencias en lugares desconocidos. El turismo se ha convertido en una nueva tendencia con la que las personas tratan de calmar esa necesidad de vivir nuevas emociones y desconectar de su día a día. Existen muchos tipos y variantes, pero el enoturismo es uno de los más solicitados porque permite combinar la conexión con la naturaleza al tiempo que con una gastronomía exquisita.
La actividad vitivinícola y la pasión por ella no es ni muchos menos algo sujeto a modas pasajeras. El vino se ha caracterizado por ser uno de los productos más demandados por las personas desde la antigüedad. La tradición y costumbre de todo lo que rodea el vino está fuertemente arraigada en nuestra sociedad actual y, Chile ostenta un papel protagonista en este mundo. Las viñas chilenas y los vinos que se elaboran con sus variedades han conseguido cautivar a millones de consumidores gracias a su sabor y aroma. Hoy en día Chile es la cuarta potencia de exportación de vino del mundo.
La zona del centro del país se trata de una de las regiones más maravillosas para visitar. Esta zona está ubicada entre dos cordilleras, por un lado Los Andes y por otro la Costa. Esta es atravesada por numerosos ríos, lo que favorece a la fertilidad de sus valles. Si a esto le añadimos la utilización de una tecnología moderna y unas condiciones climáticas de gran variedad, nos da lugar al vino chileno, un vino de una calidad excelente.
Sin lugar a dudas, Chile es un destino perfecto para conocer la tradición y los valores que rodean el cultivo y la elaboración del vino a través del enoturismo. Así, nos vamos a unos aproximadamente 250 kilómetros de Santiago, la capital chilena, hasta la Séptima Región del Maule: el Valle de Curicó. Esta región es una de las más reconocidas del país, se caracteriza por las favorables condiciones climáticas y la calidad de los suelos para el cultivo de los viñedos.
En Curicó hay multitud de lugares de interés que no podrás dejar de visitar si al final decides embarcarte en esta aventura. La Plaza de Armas es una de las más bonitas y más típicas de Chile. Para mayor riesgo, a 55 kilómetros “Los Queñes” un lugar situado al pié de las cordilleras donde confluyen los ríos Claro y Teno, dónde se practican trekking, kayak o rafting. Tampoco podrás dejar de conocer la reserva nacional Radal Siete Tazas donde te familiarizarás con la flora y fauna que caracteriza esta región.
A unos 10 kilómetros al sur de Curicó, se ubica otro de los lugares de paso obligatorio: la viña San Pedro. Esta se fundó en 1865 por los Correa Albano y desde entonces se ha convertido en una de las principales exportadoras del país. Si realizamos un recorrido por las viñas chilenas, podremos apreciar distintos tipode cepas, entre las que destacan Cabernet Sauvignon, Merlot, Shiraz y Carmenère. Para conocer el proceso de cultivo de los viñedos y la posterior producción del vino podrás visitar las bodegas que se encuentran junto a los estanques de mayor tamaño del país.
La viña Miguel Torres es una buena opción para conocer el proceso de elaboración del vino. Esta fue fundada por un empresario español, de ahí el nombre de esta, en 1979. Lo significativo es que fueron pioneros en la utilización de estanques de acero inoxidable en Chile para la elaboración del vino. Al final de la visita se degustarán los vinos más exquisitos de estos viñedos.
Si por otro lado, eres más partidario de vinos orgánicos, puedes aprovechar a visitar la viña de La Fortuna. Se trata de una zona de una excelente producción frutícola, posee unas condiciones inmejorables para la prevención y curación de las enfermedades de las plantas. Así, se ha ganado el puesto de ser uno de los principales protagonistas en la producción de vinos chilenos.
Se recomienda a los amantes del vino el mes de marzo como buena época del año para visitar este precioso Valle de Curicó, pues es cuando se realiza la “fiesta de la vendimia” que tanto gusta a los enamorados del enoturismo chileno. Esta festividad se viene celebrando desde el año 1991, cada año está dedicada a un país exportador de vino y siempre consiguen contentar y sorprender a todos sus asistentes.
Para que quieren vivir una experiencia enoturística, esta celebración será todo un show artístico para el disfrute de vinos de primera calidad. Un buen lugar para alojarse es el hotel Curicó, ya que se encuentra en el pleno corazón de la ciudad, próximo a todos los lugares de interés turístico. A parte de todo ello, en este lugar los visitantes podrán deleitarse con su riquísima gastronomía local, aparte de conocer la historia, cultura y costumbres del país y la región.
Por último, sugerir una escapada recomendable: el tren de la ruta del espumante. El viaje consta de visitas a viñas reconocidas de la región, mientras que amenizan la travesía con música en directo y degustación de espumantes. Una escapada de unas diez horas de duración para disfutar de multitud de experiencias que no olvidarás.