Hace unos días pude disfrutar de una comida por primera vez en El Bodegón en Daimiel y fue simplemente sensacional. Un menú de Estrella Michelin, que todavía no está concedida, pero seguro que no tardarán.

Fue la primera vez que coincidía en la mesa con un servicio de Ramón Sanchez-Camacho, con la sabiduría gastronómica de Xavier Agulló, con el cocinero Julius Bienert que convierte la comida en un elenco de sensaciones,, con la conexión canaria y manchega de Fran Belín , con Eva María Rodrigo llena de ilusión y de recursos en todos los proyectos gastronómicos que tiene y con Juan Luis Galiacho y su periodismo de investigación.

Fue la primera vez que en un restaurante de este tipo me sentaban en un privado de los que tiene este local de buen diseño, mezcla de decoración ancestral, tradicional y moderna. En donde se puede disfrutar de una velada romántica dentro de una antigua vasija de bodega o de una celebración de grupo en un espacio igual de acogedor, pero un poco menos íntimo.

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La primera vez que gracias a Ramón Sanchez-Camacho, Presidente de la Asociación de Sumilleres de Castilla-La Mancha, vi cómo se hacía un uso espectacular del gueridón, mesa auxiliar, y del maletín dónde acogía las herramientas, tenazas y demás para el degüelle de las botellas de los espectaculares vinos que disfrutamos.

el-bodegon-de-daimiel2Cómo principal anécdota en este aspecto quiero destacar la forma de degollar la botella con las tenazas al rojo vivo y cortando el cuello de la botella de cristal, para que no hubiese ningún problema con la extracción del corcho. Pero fue la primera vez y creo que será la única sino vuelvo allí que veré degollar una botella de Champagne con una navaja de siete muelles de Albacete. Una delicia.

La primera vez que compartí una mesa con Xavier Agulló, de la revista gastronómica 7Caníbales. Su sabiduría de la vida y su capacidad para analizar al detalle cada uno de los platos que nos iban sirviendo podría servir de inspiración infinita. El menú de la vida es indescifrable, pero con Agulló, es más sencillo.

La primera vez que coincidía con un cocinero de la televisión Julius Bienert. Un personaje entrañable, alguien al que es capaz de hacerte un gran menú en 20 minutos, que es capaz de presentarte proyectos gastronómicos solidarios de gran envergadura, que tiene la capacidad de reunir a personas tan variadas, esta ocasión lo muestra, en una misma mesa. Alguien que no te deja indiferente y con quién siempre tendrás mucho que aprender.

el-bodegon-de-daimielLa primera vez que escuché hablar de la conexión canaria y manchega. Un concepto que sirvió sobre la mesa, Fran Belín. Me llamó la atención, me gustó esta apuesta de hermanamiento gastronómico entre dos regiones tan diferentes. Conozco las islas, ahora conozco La Mancha un poco más de cerca. No se puede quedar en el olvido, hay que intentar hacer que se haga realidad.

La primera vez que coincidí con Eva María Rodrigo. Una persona que contagia ilusión. Ese es un ingrediente que se ve que está dentro de todos los menús por los que apuesta desde el punto de vista de la comunicación. La gastronomía y la comunicación se llenan de pasión cuando observas la forma de vivir esta fusión en Eva.

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La primera vez que vi a mi amigo Juan Luis Galiacho hablando en una mesa de aspectos de su periodismo de investigación. De Juan Luis podría hablar mucho. Él me invitó a esta mesa, él ha sido quien me ha enseñado el periodismo de investigación desde dentro, junto a Julio Merino. Con Juan Luis he compartido muchos manteles, pero siempre el menú de las conversaciones ha sido diferente. Juan Luis Galiacho es el mejor periodista de investigación que he conocido y los demás, podría decir sin conocerlos, seguro que no so tan buenos.

img_5379Una comida como esta en El Bodegón tiene que tener una primera vez. Si fuésemos capaces de repetirla una vez al año, sería la repera. Fue la primera vez que estaba comiendo en un restaurante a las ocho de la tarde, pero nos faltó que fuese la primera vez que podía disfrutar de unos percebes de Cedeira, el pueblo de mi amigo Carlos Caneiro, y una chuletada bien regadas con Champagne. Se nos había ido de las manos, no daba para más. Rubén y Ramón, almas junto a sus padres del restaurante, nos lo ofrecieron de forma reiterada. Tarea pendiente. Siempre es bueno que haya una primera vez.