Eduardo Olivera | Medina del Campo
Castilla y León es cuna de una gran diversidad de importantes Denominaciones de Origen y en pleno corazón de este territorio de reino y reyes se encuentra Medina del Campo, “capital” de la D.O Rueda.
Esta D.O fue la primera en ser reconocoida en Castilla y León, en 1980,y sus cepas se extienden desde Valladolid hasta la provincia de Ávila, hasta donde curiosamente nació Isabel la Católica, en Madrigal de las Altas Torres.
Ya en tiempos de los Reyes Católicos, desde Medina del Campo, se proveía a La Corte del vino blanco que emanaba de esta región, cuya fama llegó incluso hasta la lejana Flandes.
Las condiciones climáticas y las características orográficas de sus suelos convierten a esta zona en un lugar privilegiado para el cultivo de la vid, por ello que su actividad vitivinícola se remonta al siglo XI. Destaca el cultivo de los blancos, como la cepa verdejo, que tienen gran fama entre los enólogos desde siglos atrás.
Esta tradición se ve reflejada en todos los ámbitos, desde las manifestaciones artísticas del Museo de las Ferias, hasta grandiosas obras arquitectónicas como el Catillo de la Mota, la última morada de la Reina Isabel I; sin olvidarse de la tradición de su característica Semana Santa. Se conservan celebraciones que ya se llevaban a cabo en los siglos XV y XVI, como las ferias, las cuales le otorgaron el sobrenombre de la “Villa de las Ferias”. Era por aquel el mayor núcleo económico de Castilla junto a la capital.
Una de grandes las razones es su Mercado Dominical, el cual se remonta al siglo XIX, y que es un famoso punto de encuentro de mercaderes. Se ofrecen diversidad de productos autóctonos, por lo que cabe destacar la comercialización del caldo típico de la región, el verdejo. Éste se encuentra en la Plaza Mayor de Medina del Campo, la cual es la más grande de todo el país, con unos 14.000 metros cuadrados, en la que se encuentran, entre otros, la Colegiata de San Antolín y el Palacio Real Testamentario, dónde se guarda una copia del testamento de Isabel la Católica.
El municipio de Medina del Campo cuenta con alrededor de unas 80 bodegas, de las cuales una gran parte son accesibles al público, para aquellos que estén interesados en el proceso de elaboración de este histórico vino blanco.
“El problema que hay es que tenemos una gran oferta y demanda turística, pero no tenemos las cadenas hoteleras suficientes como para dar alojo a todos. Hay solo unas 500 habitaciones en todo Medina del Campo”, explica José María Magro, concejal de turismo y festejos de Medina del Campo.
Además de estar íntimamente ligada al enoturísmo, también lo está a la gastronomía. Su cocina castellana tradicional, entre la que destaca el lechazo de tierras de Medina, congenia a la perfección con sus famosos caldos de D.O Rueda. La Real Carnicería, fundada por los Reyes Católicos, sigue activa con el nombre de Mercado de Abastos y aúna al gremio de carniceros que abastece a la villa, y donde pueden adquirirse carnes autóctonas de la villa. Pueden degustarse todos estos platos y brebajes típicos acompañándolos con cualquiera de las actividades culturales que se celebran a lo largo del año, como la Semana Santa, la Semana Renacentista o la Semana Internacional de la Música, para aunar toda su cultura y tradición.
Para conocer de manera profunda la historia y gastronomía de Medina existen dos rutas claves: la Ruta del vino Rueda y la Ruta de Isabel la Católica.
Ruta del vino Rueda: esta ruta es idónea para conocer la tradición vitivinícola de Medina, ya que ofrece visitas a diversas bodegas en las que se muestra la histórica elaboración de sus caldos, como las bodegas Emina Medina, dónde se puede realizar una cuidada cata de sus productos mientras se visitan las instalaciones.
Ruta de Isabel la Católica: en esta ruta se pueden visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad, vistos desde el punto de vista de la época de reinado de los Reyes Católicos, para dar conocer los orígenes de las obras y edificaciones más conocidos de la región.