Lucía Puente Rodríguez | 1 de julio de 2016

Argentina y sus encantos. Todo el mundo planea la visita a uno de los glaciares más espectaculares del mundo, Perito Moreno, el avistamiento de ballenas o quizás visitar la Bombonera en Buenos Aires, que decía Sabina en una de sus canciones, pero también se puede disfrutar de mucha cultura del vino cerca de los Andes.

 

Sin lugar a dudas, Argentina es un país que tiene mucho que ofrecer en cuanto al turismo se refiere. Uno de sus mayores atractivos es la calidad de sus productos vitivinícolas. Para los amantes del enoturismo, este destino estará dentro de lugares a tachar en su lista. Aproximadamente, casi un millón de turistas procedentes de lugares muy dispares del mundo se desplazan para dejarse sorprender por las bodegas argentinas. Son muchas las regiones que producen vino en Argentina como San Juan o La Rioja, pero la región de Mendoza es una de las favoritas de los turistas.

 

La zona de Mendoza se encuentra ubicada en el punto más alto de la Cordillera de los Andes, lo que le hace tener un encanto inigualable a la hora de realizar el recorrido vitivinícola. Los viñedos rodeados de montañas será una imagen que quedará grabada en la memoria de todo visitante tras su estancia en esta región.

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En esta zona se hallan desde los más pequeños productores hasta las empresas con más peso a nivel nacional. De forma histórica, la vitivinicultura ha pasado a caracterizar y ser parte de la identidad de la región de Mendoza, a pesar de las dificultades que supone elaborar vinos en unas condiciones de clima y altura complicadas. Pero esta región ofrece algo más al visitante, un gran valor natural, histórico y patrimonial.

 

La zona Norte es muy recomendable para visitar, ahí se hallan la mayor parte de las bodegas que están abiertas de cara al público. Allí, se cultivan distintas variedades de uva que producen vinos de calidad. Lavalle se dedica principalmente a la producción de rosados, mientras que Luján de Cuyo tiene su principal producción y volumen de negocio en tintos y blancos. Esta última bodega, junto con Maipú, ofrecen en sus restaurantes experiencias enogastronómicas exquisitas. Es precisamente el clima de esta región lo que favorece en gran medida que los vinos alcancen esa excelencia que les caracteriza.

 

En la zona Este se extienden alrededor de 70.000 hectáreas repletas de viñedos. Está conformada por La Paz, Junín, San Martín, Rivadavia y Santa Rosa, distribuidos en pequeños poblados que caracterizan su ambiente rural. Sus plantaciones son regadas por las frías aguas del río Tunuyán, lo que permite una diversidad en las variedades de la uva, todas ellas de gran calidad que da unos vinos muy afrutados y con buen cuerpo. Todos los cultivados en esta región son excelentes, pero si tuviéramos que destacar algunos serían Pedro Jiménez, Merlot o Bonarda.

 

Los ríos Atuel y Diamante son los que recorren los bellísimos paisajes de la zona Sur, la cual se encuentra ubicada entre 400 y 800 metros sobre el nivel del mar. Esta región está comprendida esencialmente por los viñedos de General Alvear y de San Rafael. Allí se puede disfrutar de un entorno rural y aprovechar para estar en contacto con la naturaleza mientras visitas las bodegas de gran tradición en la vitivinicultura de la zona.

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Nos desplazamos hasta el corazón de Argentina, el valle de Uco. De aquí es procedente el conocido vino de la variedad Malbec, con una calidad más que excelente y en algunos casos los especialistas señalan que incomparable a otros de la zona. El paisaje también acompaña, ya que está situado justo a los pies de la Cordillera de Los Andes. San Carlos, Tunuyán y Tupungato son los principales viñedos cultivados en el valle del Uco, donde los visitantes podrán disfrutar de diversas actividades al tiempo que se dejen deleitar por la calidad de sus vinos.

 

Situado en el distrito de San José del departamento de Tupungato y con la patente de la conocida “Ruta del vino”, el valle nos abre las puertas de La Bodega Atamisque. Peculiar porque la entrada está compuesta por una prominente arboleda de álamos que acogerá cordialmente tu bienvenida y que no te dejará indiferente en tu despedida con un conjunto de armónicas sensaciones repletas de diversión. Es el sonido de la naturaleza.

 

Gracias al maestro arquitectónico Bormida & Yanzón y al increíble diseño proveniente de las regiones alpinas europeas, la bodega cuenta con una novedosa capacidad de un millón de litros. Es sorprendente su tecnología en acero inoxidable y la prensa neumática que siguiendo el principio de gravedad provocan una importante rapidez en el proceso de elaboración.

 

Acercándonos más en detalle, apreciamos cómo para algunos de sus productos más destacados como es el vino elaborado con crianza se seleccionan barricas provenientes de los célebres bosques de roble de Francia (Vosges, Allier, Nevers). Los vinos provienen de viñedos propios (70 hectáreas plantadas) situados a 1.300 metros de altura y de pequeños viñateros (viñedos de 80 años) a quienes se compra de forma particular su vendimia.

 

Además de Malbec clásico, esta bodega aprovecha el clima fresco de la zona para desarrollar Chardonnay, Sauvignon Blanc, Pinot Noir, Merlot, Cabernet Sauvignon; cepas que exaltan sus cualidades cuando se cultivan en estas condiciones climáticas. Pero siendo más precisos, la bodega cuenta con cuatro línea de vinos: Atamisque (Assemblage, Cabernet Sauvignon, Malbec), Catalpa (Malbec, Pinot Noir, Merlot, Chardonnay, Cabernet Sauvignon), Serbal (Malbec, Chardonnay, Rosé, Viognier, Sauvignon Blanc), Vinos Espumantes (Extreme, Cave Extreme, Paul Rigaud).

 

El complejo enológico propone, además de cuatro opciones de degustación y la correspondiente visita a la bodega, experimentar y respirar el ambiente del lugar con visitas al criadero de trucha (piscicultura), aprovechar los campos de tenis y golf y, por supuesto, un paseo a caballo o en bicicleta por la finca con un guía privado.

 

Argentina y su región de Mendoza ofrecen al viajero que quiere disfrutar de su cultura del vino toda una serie de opciones y de posibilidades magnificas, pero desde luego no tiene porque centrarse sólo en este mundo, ya que los recursos patrimoniales y naturales de esta zona pueden ser inolvidables para un viaje único.