Un olivar familiar enmarcado en la comarca de La Jara en Toledo, que desde 1875 extrae el auténtico zumo de aceituna; aceite de oliva virgen extra, como la propia firma enuncia “puro, natural, único”. Pero Pagos de Navalta es mucho más, tradición y vanguardia que atiende a los más estrictos estándares de calidad.
Una nueva imagen renovada, joven, dinámica, más allá de lo moderno, con la clara intención de preservar y mantener los valores de sus fundadores. Conversando con el CEO de Pagos de Navalta, Ignacio Isidoro Benítez nos expone con cariño que “mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre fueron y son tres pilares fundamentales. Gracias a ellos no solo quiero intentar mantener viva la tradición, sino es vocación propia, que con el mismo cariño que nos han transmitido este bonito legado del olivo, poder ser – humildemente hablando – el gran protagonista de la dieta mediterránea. Ser cultura, salud y bienestar es hacer las cosas con mimo, cuidando cada detalle para que, detrás del proceso de extracción así como el momento en el que el cliente tiene en su poder una botella de nuestro aove, forme parte de una experiencia de vida y sensorial. Aún recuerdo lo que decía mi abuelo ‘lo que al campo le des, él te lo devuelve’; esa es la experiencia que queremos transmitir”.
Pagos de Navalta es fusión de agricultura tradicional y gastronomía de vanguardia. El futuro es volver al pasado respetando el presente, de la mano de la tecnología que permite agilizar los procesos; ante todo, nuestro objetivo es dejar la misma huella de nuestros bisabuelos. Lo realmente importante no es fijarse una meta, porque no nos conformamos con lo conseguido; la evolución y el progreso consiste en continuar con respeto y cariño la calidad y la excelencia transmitida en generaciones.