Jesús Rojas | Madrid |
Con motivo de la reapertura de la bodega Petritegi (Astigarraga, Guipúzcoa), celebramos esta gran noticia de la mano de la sidrera y directora general de este gran referente del sidraturismo o enoturismo de la sidra, Ainara Otaño.

El 3 de junio, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Sidra, volvió a abrir sus puertas esta bodega que debe su nombre al caserío-lagar que se construyó a principios del siglo XVI, donde está ubicada.

Después de más de un año cerrados a cal y canto, un momento que ellos mismos definen como «muy complicado», por fin ha llegado la hora de volver a disfrutar de la sidra en un espacio, situado a tan solo 7 kilómetros del centro de San Sebastián, que invita a la desconexión. «Nuestras diferentes actividades como la producción de sidra, la hostelería o las experiencias culturales se han visto muy afectadas por la pandemia y sus consecuencias. A lo largo de los últimos 16 meses nos hemos tenido que adaptar a la situación y restricciones de cada momento y hemos logrado crear un entorno seguro para nuestros amigos y clientes. También hemos activado otros servicios como Petri Etxea -una oferta de take away y delivery- y hemos creado nuevos espacios -terraza en sidrería- e impulsado la venta online».

Sin duda, Petritegi son uno de esos ejemplos de bodegas que han aprovechado el cierre para actualizar su oferta y renovar sus instalaciones, algo que agradecerán muy pronto los enoturistas llegados de todas partes, pero que ya han podido vivir en primera persona los locales: «Siempre tuvimos una muy buena respuesta por parte de los habitantes de Astigarraga y de Gipuzkoa en los peores momentos del confinamiento y la desescalada, acercándose a nuestra casa a probar la nueva experiencia en la sidrería y también el resto de nuevos servicios gastronómicos».

Tanto el año anterior como éste la gente de nuestro territorio ha mostrado un mayor interés en conocer la cultura de la manzana y de la sidra vascas, destacando Bizkaia y Araba. Después de unos meses sin ofertar las experiencias, estamos de vuelta y ahora se nota más la presencia de enoturistas de las comunidades autónomas más cercanas así como los provenientes de Madrid y Cataluña. La respuesta ha sido muy positiva y eso nos motiva para seguir en la línea de la difusión de nuestra cultura sidrera, que en Petritegi se remonta al año 1526.

Hasta ese año tenemos que remontarnos para comprender de dónde viene esa pasión por la sidra que con el tiempo ha acabado dando lugar al sidraturismo. «Mi padre Joaquín Otaño, representante de la cuarta generación de nuestra familia en la bodega, ya improvisa visitas a los lagares a aquellos que querían conocer más detalles sobre la producción de sidra. En época de cosecha también recibía visitas de centros escolares de la zona y les ofrecía zumo a probar». Seguidamente, Ainara Otaño añade: «Actualmente nuestra generación sigue interesada en seguir desarrollando experiencias para divulgar la cultura de la manzana y la sidra. Así, además de ofrecer diferentes visitas guiadas donde se muestran los lugares menos conocidos de Petritegi como los manzanales, la zona de lagares y el caserío, se degustan varios productos elaborados en la bodega, etc.».

Desde Petritegi se realizan diferentes eventos a lo largo del año para acercar la cultura sidrera a la gente: talleres infantiles, jornada de Puertas Abiertas o visitas combinadas (Albaola, Urumea Río de la Sidra), además de estar presentes en ferias y concursos del sector.

Antes de despedirnos de este entorno tan especial y de Ainara Otaño, aprovechamos para preguntarle qué es lo que hace falta para que una bebida como la sidra siga ganando adeptos fuera de zonas muy concretas como pueden ser Asturias, Galicia o el País Vasco. «Creemos que lo principal es dar a conocer el producto y el patrimonio cultural que hay detrás del mismo. Así conseguiremos que la sidra tenga el valor que se merece y siga alcanzando nuevos horizontes. Es muy gratificante ver que a lo largo de los años mucha gente que ha venido a Petritegi y se ha ha adentrado en el mundo de la sidra, de nuestras costumbres, cultura y gastronomía, vuelve expresamente a Petritegi a comer, a hacer una visita o a comprar sidra, y nos recomienda a sus familiares y amigos. Saber que la sidra crea estos lazos de unión es que nos llena de orgullo».