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Jorge Solana Aguado


Director de Enoturismo 360º

 

Ya está aquí la Navidad. Sí, no se extrañen, ya está aquí. Ya huele a castaña asada en las calles y todos los productos agroalimentarios se sitúan en los lineales de los supermercado y están preocupados de cómo van a ir este año las ventas. Es el momento de ponerse manos a la obra y no parar hasta después de Reyes.

 

Durante estos días todo parece una antigua película de Charly Chaplin en que todo transcurre a una velocidad de vértigo. Nadie parece para a pensar donde está todo lo que hemos realizado a lo largo del año por nuestras marcas, las de los vinos, las de los quesos, las de los aceites.

 

A pesar de todo este corre, ve y dile, no se debe olvidar que el mejor marketing de una marca y, por lo tanto, lo que puede pasar por la fidelización del cliente es una buena relación calidad y precio. Presentaciones exigentes de los productos para estos días que deben nacer en las propias bodegas, en las propias empresas o fábricas. Las marcas no deben de aprovechar el consumo masificado para hacer algunas tareas de ajuste de cuentas anuales.

 

 

El marketing navideño de las bodegas entra por los ojos, como el de cualquier producto. Estamos predispuestos a realizar una compra para compartir los mejores vinos, aceites, quesos, jamones con nuestra familia más allegada, para poder compartir en torno a la mesa los mejores momentos.

 

Es esta, la mesa, la que se convierte en el gran centro de atención del mes de diciembre y es aquí donde las marcas tienen que ver que compiten con muchos más productos. Hay que ganarse a los comensales de hoy, a los que pueden ser los del futuro. El marketing navideño está en cada casa, en el boca a boca.

 

Las bodegas y el enoturismo deben de aprovechar los días que quedan para promocionar sus instalaciones, sus vinos a lo largo del magnífico puente de la Constitución. Es puro marketing navideño. Muchas bodegas de California venden más vino en sus propias instalaciones por la visitas que se realizan por el turismo del vino, que en los lineales de las grandes superficies o en las tiendas especializadas.

 

Es el momento de ganarse la confianza y ganar el partido en la última jugada. Lo que se transmite con corazón y sentimiento llega más al público. Estas fechas saben mucho de eso. Conquisten el espíritu del marketing navideño.