Jesús Rojas | Madrid |
Un patrimonio tan extenso como diverso y singular el que se puede encontrar en las Rutas del Vino de España. Desde castillos o monasterios hasta yacimientos arqueológicos, pasando por cuevas, iglesias, dólmenes, molinos o baños árabes. Toma nota si estás planificando una escapada.

ACEVIN coordina y desarrolla la marca Rutas del Vino de España, este club de producto de turismo enológico respaldado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Secretaría de Estado de Turismo y TURESPAÑA.

El patrimonio –ya sea histórico, arquitectónico o cultural- es uno de los grandes atractivos y que mejor combina con el enoturismo. Bodegas, alojamientos, restaurantes, enotecas, paisajes, naturaleza y, por supuesto, cultura y patrimonio, todo ello te espera en cada una de las 32 Rutas del Vino de España.

Hablamos de destinos que fascinan por igual y que cuentan una historia que ayuda a entender el territorio y, generalmente, su relación con el mundo del vino. Un viaje de lo más apasionante para disfrutar del mejor patrimonio a través de estos 32 destinos que te presentamos a continuación:

Castillo de Villena:  También conocido como Castillo de la Atalaya, es uno de los más vistosos de los muchos que te encuentras a ñp largo de la Ruta del Vino de Alicant. Como el resto de los de la zona, es una fortaleza de frontera construida por la población almohade de la península durante los siglos XII y XIII para frenar el avance cristiano. En la actualidad está abierto al público y en la visita descubrirás las decenas de avatares que ha vivido a lo largo de sus 900 años de historia.

Barrio de bodegas de Baltanás: Pensarás que estás en Hobbiton y La Comarca, el hogar de los hobbits de las novelas de J.R.R. Tolkien, pero este paisaje de la Ruta del Vino de Arlanza es tan real como la vida misma. El cerro del Castillo de este pueblo palentino está completamente excavado y lleno de bodegas subterráneas -en torno a 374- que se construyeron, en su mayor parte, durante el siglo XVI.

Tiempo de VinosSan Felices de los Gallegos: Para muchos castellanoleoneses este pueblo de la Ruta del Vino Arribes es uno de los más bonitos de toda la Comunidad Autónoma. Y es que tiene todos los elementos para merecer una visita: castillo, muralla, fuente, torres, puentes, molinos y un conjunto arquitectónico tradicional perfectamente conservado y armonioso. Sin duda, de esos lugares que hay que recorrer despacio, prestando atención a todos los detalles.

Antiguas Bodegas de la Casilla: El Museo del Vino de Bullas, en la Ruta del Vino de Bullas, es una bodega del siglo XIX. Pertenecía a la familia Melgares de Aguilar y se conocía como las bodegas de la Casilla. La excelente conservación de sus elementos originales propició que se convirtiera en ese museo que hoy nos permite admirar la arquitectura y el proceso de producción de una bodega de hace 100 años. Además de otros muchos aspectos relacionados con el universo del vino y la cultura vitivinícola.

Torre de la Colegiata de Santa María la Mayor: Este es uno de los numerosos ejemplos de arquitectura mudéjar con que nos encontraremos en el territorio de la Ruta del Vino de Calatayud. La Colegiata de Santa María la Mayor se construyó sobre una antigua mezquita y su torre es uno de los edificios más representativos del arte mudéjar aragonés, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Ermita de la Virgen de la Fuente de Muel: Cimientos romanos, obra barroca, esculturas medievales y pinturas de Goya. ¿Te imaginas encontrarte todo eso en un mismo edificio? Pues lo tienes en la ermita de la Virgen de la Fuente de Muel (Ruta del Vino de Cariñena). Este pequeño templo del siglo XVIII está construido sobre una presa romana que se conserva en el antiguo cauce del río Huerva. Es sencilla pero en su interior guarda una sorpresa: las pechinas de la cúpula que cubre la capilla de la virgen están decoradas con pinturas murales al óleo que llevan la firma de Franscico de Goya.

Casas-cueva de Trigueros del Valle: En el territorio de la Ruta del Vino de Cigales se encuentran numerosos ejemplos de casas-cueva. Su origen estaría en los eremitorios medievales y fueron el recurso al que echaron mano las familias más humildes para contar con una vivienda. Las de Trigueros del Valle se acaban de inaugurar tras su restauración. Dos de ellas se han habilitado, además, como centro de referencia para dar a conocer cómo era la vida en estas viviendas excavadas en cerros de roca caliza.

Castillo de Ponferrada: Se conoce como el Castillo de los Templarios por su relación con esta orden medieval. A ellos se les entregó esta plaza en 1178 con el encargo de proteger el Camino de Santiago y sus peregrinos, servir a los intereses de los reyes y evitar los enfrentamientos entre los nobles gallegos y leoneses que querían hacerse con la hegemonía de la comarca. Esa etapa supuso el despegue de esta fortaleza situada en la Ruta del Vino Bierzo.

Castillo de Jumilla: Es uno de los símbolos de esta localidad murciana y de la Ruta del Vino de Jumilla. De origen árabe, se empezó a construir en el siglo VIII aunque después fue reconstruido por Juan Pacheco, el primer Marqués de Villena. La fortaleza que se ve hoy es de estilo gótico, de los siglos XV y XVI. Está abierta a las visitas y desde su terraza se tiene una excepcional panorámica de toda la zona.

Monasterio de Veruela: Es uno de los monumentos que no hay que perderse cuando se visita la Ruta del Vino de la Garnacha-Campo de Borja. Se erigió en el siglo XII y fue el primer monasterio cisterciense de Aragón. Solo por su claustro gótico levantino ya merece la pena la visita. En la antigua cilla se ha instalado un centro de interpretación sobre los hermanos Bécquer, que pasaron aquí algunas temporadas buscando el aire saludable del Moncayo. De hecho éste fue el lugar que inspiró a Gustavo Adolfo Bécquer para escribir “Cartas desde mi celda”.

Molinos de La Mancha: Hay dos elementos que prácticamente siempre están a la vista cuando se recorre la Ruta del Vino de La Mancha: los campos de viñedos y los cerros con molinos de viento. Estas enormes máquinas diseñadas para moler cereal se han convertido en el distintivo de la comarca, asociadas igualmente al personaje más universal de la literatura española: Don Quijote. Los dos pueblos de la ruta donde podrás ver el conjunto de molinos mejor conservados y abiertos a las visitas son Alcázar de San Juan y Campo de Criptana.

Plaza Mayor de Villanueva de la Jara: Quizás por ser un territorio menos conocido que otros, la Ruta del Vino de La Manchuela sorprende a casi todo el mundo. Y no es de extrañar cuando hay pueblos como Villanueva de La Jara que guardan rincones tan fabulosos como su Plaza Mayor, en la que se mezclan edificios de estilo renacentista con una antigua posada castellana, una galería porticada con pilares de madera o una gran casa palaciega del siglo XIX construida siguiendo el estilo historicista.

La Seu Vella de Lleida: Según un reciente concurso de TV3, es el monumento favorito de toda Cataluña para sus habitantes. La catedral leridana se ha proclamado ganadora en esta llamativa competición, así que está claro que es un lugar que no se puede pasar por alto. Es de época medieval y en ella trabajaron maestros toscanos, tolosanos y provenzales.

Alcázar de Jerez: Este conjunto arquitectónico es uno de los atractivos patrimoniales imprescindibles cuando se visita la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez. Algunos de los rincones que no hay que perderse son la sala de oración y su enorme cúpula, además de los baños árabes, las puertas de la muralla con su diseño en recodo, la torre octogonal, la torre del homenaje o el palacio de Villavicencio, construido sobre las ruinas del antiguo palacio islámico.

Palacio Goyeneche de Nuevo Baztán: En el siglo XVIII los llamados “novatores” intentaron renovar el comercio y la industria en España, siguiendo doctrinas como la del francés Colbert, partidario de la producción nacional. Así, al sureste de Madrid se levantó de la nada todo un pueblo diseñado para la producción industrial de tejidos, alcoholes, aguardientes, papel, jabones, vidrio, tinta, cera, etc. Se trata de Nuevo Baztán, uno de los pueblos de la Ruta del Vino de Madrid. Alrededor del Palacio de Juan de Goyeneche, el impulsor de esta idea, se desarrollan hoy las interesantes visitas guiadas.

Villa romana de Fuente Álamo: Se descubrió bajo el terreno de un olivar, en Puente Genil, uno de los pueblos que forman parte de la Ruta del Vino Montilla-Moriles, y las excavaciones de este yacimiento no han hecho más que dar sorpresa tras sorpresa. Fuente Álamo destaca sobre todo por mosaicos, considerados como uno de los conjuntos figurativos y geométricos más importantes de España.

Palacio Real de Olite: Uno de los prototipos de los castillos medievales es este Palacio Real de Olite, en la Ruta del Vino de Navarra. Fue uno de los más lujosos de Europa, aquí estuvo la corte de los reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla en 1512. Torres, pasadizos, salas, balcones, galerías… recorrerlo es todo un placer. Junto a él, el conocido como Palacio Viejo (hoy un Parador de Turismo) y la iglesia gótica de Santa María, con su espectacular portada gótica con policromía original, completan el conjunto.

Bodega modernista Codorníu: Entre los grandes atractivos de la Ruta del Vino de Penedès están las bodegas de arquitectura modernista. Y de entre todas ellas sobresale Codorníu, declarada Monumento Histórico- Artístico. La diseñó Josep Puig i Cadafalch, uno de los más grandes del modernismo catalán, quien empleó técnicas experimentales como las naves cubierta con arcos torales de medio punto, las bóvedas de ladrillo plano o ventanales de vidrio, entre otras.

Plaza y pazo de Fefiñanes: Cambados, en la Ruta del Vino de Rías Baixas, también tiene rincones emblemáticos. Para muchos, el que destaca por encima de todos es la Plaza de Fefiñanes, donde está el pazo del mismo nombre. El conjunto se complementa con al Arco-puente, la Atalaya-mirador y la iglesia de San Benito. Todo está construido en granito, hasta el pavimento de la plaza, por lo que guarda una gran armonía.

Castillo de Peñafiel: La alargada silueta de este castillo, siguiendo la cresta de roca sobre la que se asienta, es inconfundible. También el color blanquecino de la piedra con que está construido. Es tan singular que ha acabado por ser uno de los símbolos de la Ruta del Vino de Ribera del Duero. Solo para conocer su historia como fortaleza merece una visita, pero  es que además en él está ubicado el Museo Provincial del Vino.

Sepulcro de Huerta Montero: Hasta Almendralejo, en la Ruta del Vino Ribera del Guadiana, hay que ir para ver uno de los mejores yacimientos prehistóricos de toda Extremadura. Se trata del sepulcro de Huerta Montero, una necrópolis de la Edad de Bronce que ha llegado hasta nuestros días en perfecto estado de conservación. Es un dolmen de corredor que fue utilizado como enterramiento colectivo y que, como otras tumbas del mismo periódo histórico está orientado de tal manera que el día del solsticio de invierno la luz del sol naciente se alinea con el corredor e ilumina la cámara sepulcral.

Dólmenes de Rioja Alavesa: Si tienes ganas de dólmenes, no puedes perderte este destino de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa. En este territorio hay varios dólmenes que se pueden visitar siguiendo una ruta dedicada a ellos: El Montecillo, Layaza, El Sotillo, San Martín, Alto de la Huesera, El Encinal, Los Llanos o la Chabola de la Hechicera son los nombres de estas enigmáticas construcciones prehistóricas que tanto atraen al enoturista.

Tiempo de VinosLavadero de Cuzcurrita del Río Tirón: Los antiguos lavaderos públicos, situados junto a los ríos o junto a las fuentes, son uno de los elementos arquitectónicos más singulares de nuestro patrimonio. Por eso merece uno ser incluido en esta lista, el de Cuzcurrita del Río Tirón, en la Ruta del Vino de Rioja Alta. El original se construyó en el siglo XIX. El que vemos ahora es una reconstrucción que se hizo tras el desmoronamiento del otro, abandonado por desuso.

Cueva de los Cien Pilares: Siguiendo el viaje por la comunidad riojana, llegamos al territorio de la Ruta del Vino de Rioja Oriental y, más concretamente, a la localidad de Arnedo. Bajo el Cerro de San Miguel se encuentra el que sin duda es el complejo rupestre más intrincado y asombroso de todo el Valle del Cidacos. Hablamos de la Cueva de los Cien Pilares, cuyo origen se remonta a la Edad Media, cuando la inseguridad en los valles obligó a sus habitantes a buscar refugio en lugares más protegidos, ya fuera en la montaña o literalmente dentro de ella, con la construcción de estas cuevas.

Baños árabes de Ronda: A pesar de que quedan un poco a desmano del itinerario turístico tradicional de Ronda, merece la pena desviarse. Hablamos de los antiguos baños árabes de esta localidad que forma parte de la Ruta del Vino de Ronda y Málaga. Un “hammam” siempre tiene un encanto particular y en estos de Ronda parece multiplicarse. Aunque hoy parecen hallarse fuera de la ciudad, durante la Edad Media este barrio era muy populoso y ajetreado.

Madrigal de las Altas Torres: El impresionante conjunto patrimonial de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, en la Ruta del Vino de Rueda, está de estreno, pues a finales del año 2020 le concedieron el título de Bien de Interés Cultural. Palacios, conventos, iglesias, murallas… ya verás que, en lo que se refiere a patrimonio arquitectónico, al lugar donde nació la reina Isabel I de Castilla, Isabel La Católica, no le falta de nada.

Lagares rupestres de Sierra de Francia: Un lagar rupestre no es sino una gran piedra tallada por el hombre en forma de piletas pensadas para el primer proceso de la elaboración del vino. La gran tradición vitivinícola de San Esteban de la Sierra, en la Ruta del Vino de Sierra de Francia, queda patente en la gran cantidad de esos lagares rupestres localizados en la montaña. ¡Hay más de 120! Y forman una ruta circular de unos 13 kilómetros que permite adentrarse en la sierra para visitarlos.

Torno de Buera: En la Ruta del Vino de Somontano, además de bodegas, también podemos visitar una almazara muy singular. Se trata del torno de Buera. Su gran valor patrimonial deriva de su antigüedad, pues es del siglo XVIII y ha llegado hasta nuestros días casi en perfecto estado. Desde hace unos años, ya restaurada, se ha convertido en un espacio museístico en el que podemos aprender sobre la cultura y la tradición del mundo del aceite y del olivo.

Colegiata de Toro: En la Ruta del Vino de Toro se encuentra una de las portadas de la arquitectura gótica española más afamadas. Se trata de la portada de La Majestad de la Colegiata de Santa María, en Toro. Fue labrada y policromada en el último cuarto del siglo XIII y ahí sigue, casi como el primer día, con sus colores y todo, algo del todo inusual. La representación de instrumentos musicales junto a los personajes tallados en las arquivoltas ha servido igualmente para identificar, reparar o elaborar esos mismos instrumentos en la época actual.

Cuevas de la Villa: Forman un verdadero laberinto de galerías y pasajes bajo la plaza de Albornoz, en el centro de Requena. Son las Cuevas de la Villa, uno de los elementos patrimoniales más asombrosos de la Ruta del Vino de Utiel-Requena. El subsuelo de esta parte de la ciudad es de toba y arcilla, unos materiales bastante maleables y fáciles de excavar. Estas cuevas, construidas durante la época árabe, fueron utilizadas como silos y como bodegas, como bien muestran las decenas de tinajas de barro que todavía siguen aquí.

Cerro de las Cabezas: A seis kilómetros de distancia del casco urbano de Valdepeñas está el yacimiento del Cerro de las Cabezas, un poblado íbero de la Edad de Bronce que está considerado como uno de los puntos de referencia de esta antigua cultura. Y esto es así porque se trata de una de las pocas ciudades conservadas íntegramente por la monumentalidad de sus sistemas defensivos y la buena conservación de las estructuras. Un centro de interpretación recién renovado lo hace todavía más atractivo. Es uno de los lugares que no hay que perderse en la Ruta del Vino de Valdepeñas.

Yacimiento Hisn-Yakka: Terminamos con otro yacimiento, en esta ocasión situado en la Ruta del Vino de Yecla. Hisn-Yakka, la fortaleza de Yakka, es un antiguo poblado musulmán, predecesor de la actual ciudad de Yecla. Está emplazado en la ladera de una montaña por lo que está construido en terrazas. Las investigaciones han determinado que estuvo habitado entre los siglos XI y XIII. Después se abandonó y los nuevos habitantes se asentaron justo en la otra cara de la colina, el lugar donde hoy se encuentra Yecla.