Jose Manuel Martínez Sánchez, Vicepresidente Ejecutivo de Bodegas Aldonza, explica a Enoturismo 360º los proyectos que la empresa albaceteña tiene en el enoturismo.

Un crecimiento que se ha sustentado en el desarrollo de un mercado exterior fuerte y, a través del cual, se han incorporado otras lineas de negocio como es la del aceite. Su Dehesa de Navamarín es el centro neurálgico de la bodega.

 

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José Manuel Martínez Sánchez, Vicepresidente Ejecutivo de Bodegas Aldonza.

¿Cómo calificaría los vinos de Albacete?
De excelentes. Los vinos de Albacete son el resultado de una tradición centenaria, no sólo de buenos productores, sino también de buenos bebedores. Esa perfecta comunión entre quien hace vino, y quien lo disfruta ha hecho que los aromas, los sabores, las graduaciones, y en general la calidad, se haya ido adaptando paulatinamente a los gustos de los consumidores, que además en nuestra tierra entienden mucho, pues quién más quién menos tiene algún vínculo con la cultura del vino en alguna de sus facetas.

«En Albacete, el enoturismo no está explotado lo suficiente»

 

¿Está explotado el enoturismo en la zona?
Si, aunque no lo suficiente. Pongo como ejemplo de éxito al Valle del Napa, en California (Estados Unidos) del gran potencial que alberga el enoturismo, que junto a la región francesa de Burdeos, son las dos grandes capitales mundiales del turismo enológico. Ambas tienen superficies mucho menores destinadas a viñedos, tienen menos historia que nuestra tierra en la producción de vino, y sin embargo tienen muchísimo más prestigio y atractivo, ¿por qué? Porque allí se han cuidado mucho de proteger su imagen y su calidad por encima de una comercialización fácil y de volumen, mientras que aquí, la tentación de vender mucho y rápido ha acabado por dejarnos en una situación desde la cual es muy difícil crear una imagen que se proyecte mundialmente. No obstante destinos como nuestros compañeros de Los Aljibes, de la Finca Manzanares o en el Bonillo, Manuel Manzaneque, ofrecen preciosas e interesantes experiencias con el vino como motor conductor y eje central.

 

¿Ha tenido alguna repercusión en la imagen de los vinos de Albacete que se sumase un futbolista como el de Fuentealbilla?
Desde luego en España sí. Aunque en el exterior ese impacto es limitado, pues en el exterior muy, muy pocos saben que Andrés es bodeguero, y además de los buenos, de los que invierten recursos, y pasan horas y horas entre cepas y barricas junto a su equipo.

¿Cuáles son los principales mercados de los vinos de las bodegas Aldonza?
Actualmente, nuestro principal mercado, de lejos, es Estados Unidos, y concretamente aquellos estados menos convencionales. En lugar de dirigirnos a estados más habituales en consumo de vino en general, y de vino español en particular, como son los casos de Florida, Nueva York, Illinois o California, nosotros optamos por dirigirnos a estados con menor cultura vitivinícola, y tratar de crecer junto a ellos. Hablo de estados como Texas, Nuevo México, Alabama, Nevada o Georgia.

También México y China están empezando a generar unos números muy interesantes.

En cualquier caso vamos siempre de la mano de socios comerciales sólidos, por lo general empresas familiares de tamaño medio como la nuestra, y que deciden embarcarse en el negocio del vino como algo nuevo para ellos. Esto nos permite crear lazos prácticamente indestructibles pues crecemos de la mano. Aprendemos y nos equivocamos juntos, y eso nos hace más fuertes.

 

¿Qué expectativas hay de cara a final de año y la campaña de Navidad?
Por nuestra parte las expectativas son muy buenas. Hemos cumplido a rajatabla los compromisos adquiridos con nuestros distribuidores, y en algunos casos hemos podido cubrir la sobredemanda existente respecto de las cifras pactadas a principios de año.

A la venta habitual de producto, este año como novedad, hemos incorporado el denominado estuche Leyenda, que incluye dos botellas de vino Aldonza Dehesa de Navamarín, nuestro vino insignia, y una botella de Aldonza Aceite de Oliva Virgen Extra, todo ello en una fina y cuidada presentación en una caja hecha a mano, forrada de seda, con ilustraciones en oro. El éxito ha sido absoluto, pues en este caso, y debido a la complejidad en la fabricación del envase de presentación, no hemos podido cubrir todas las solicitudes. El año que viene estaremos mejor preparados.

 

¿De cara al año que viene?
Afrontamos el año 2015 con mucha ilusión, y de nuevo con altas expectativas. Por un lado queremos seguir desarrollando los mercados en los que ya estamos presentes, especialmente Estados Unidos donde las posibilidades son infinitas, y en donde incluso hemos recibido ofertas para vender añadas completas a una importante cadena de restaurantes especializados en carnes (“steakhouse”). También México y China merecerán mucha atención y trabajo pues ambos son mercados muy grandes.

Por otro lado, nuestro plan de expansión pasa por aproximar países más pequeños del entorno, y dónde no existe tanta competencia con vinos españoles. Panamá, Costa Rica, Ecuador y Bolivia en América, y Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Japón en Asia, son los dos grupos de países donde hemos fijado nuestra atención de cara a 2015.

 

«El consumo de vino en España, primer país productor el año pasado a nivel mundial, es avergonzante»

 

¿Los vinos se hacen pensando en el cliente final?
Los vinos se hacen pensando siempre en el cliente final. Y nuestro cliente final es un amante de vinos de primerísima calidad.

¿Qué diferencia a Aldonza del resto de los vinos de Albacete? ¿Y de Castilla-La Mancha? ¿Y de España?
Cuando empezamos a elaborar vinos, nuestra estrategia pasaba por competir en diferenciación. Queríamos empezar a producir vinos novedosos en comparación a lo que se había venido haciendo históricamente en nuestro entorno, aunque respetando nuestras raíces. En aquellos tiempos nuestra atención no se centraba en el mercado exterior.

En este sentido, incorporamos los varietales de origen francés Cabernet Sauvignon, Merlot, y Syrah para iniciar un largo proceso de investigación, basado en “prueba y error”, hasta dar con unos coupages con los que quedamos plenamente satisfechos, siempre acompañados por nuestra uva talismán, la legendaria y sencilla Tempranillo.

D. Carlos Falcó fue pionero en empezar a elaborar con Syrah en España, una uva que funciona muy bien en zonas frías, y el Merlot, muy popular en Burdeos, también funciona muy bien en nuestro entorno.
Nosotros nos diferenciamos entonces con la elaboración de estos coupages al utilizar uvas no autóctonas, no ya en Albacete o Castilla La Mancha, sino en España.

A día de hoy hay muchas bodegas que lo hacen, pero pocas han conseguido dar con la composición adecuada porque trabajar con coupages es muy complicado, pues se debe prestar atención a cuatro varietales al mismo tiempo, pero siempre pensando que al final “dormirán” juntos en una botella de vidrio.

 

¿Me gustaría saber de forma especial en qué situación se encuentra la venta para el mercado interior?
Lo cierto es que el mercado interior no es significativo para nosotros, y representa menos del 5% de nuestras ventas totales. La competencia es muy alta, y percibimos que el consumidor en general no está preocupado por descubrir cosas nuevas, lo cual es muy doloroso, pues en otros países están ávidos y ansiosos por encontrar nuevas etiquetas y propuestas en su tienda habitual.

Los propios restaurantes no arriesgan nada, y tampoco los grandes distribuidores lo hacen. Se limitan a vender por precio, y por nombre, y no ayudan absolutamente nada a motivar al consumidor a abrir su mente y decir, este año probaré, como mínimo, 52 vinos diferentes, y no repetiré región vitivinícola…puede hacerse, pues hay más de 70, si los números no me fallan, entre Denominaciones de Origen, Vinos de Pago, Indicaciones Geográficas, y los “rebeldes” de autor como nosotros.

 

¿Por qué considera que los vinos españoles no se beben tanto en nuestro país como en el extranjero?
En España, los vinos españoles no es que no se beban tanto como en el extranjero, es que en España, para ser un país productor, directamente no se bebe vino, ni español, ni de otros países.

No es un problema de los vinos españoles, es un problema de los consumidores, porque en España tenemos un tratamiento fiscal del vino que ya quisieran otros países, lo que hace que existan vinos de excelentísima calidad a precios más que razonables. Pero ni por esas, nuestro ranking en consumo está en 19 litros por persona y año, y cayendo. Somos el primero en producción absoluta de hectólitros, y el decimonoveno en consumo. Avergonzante. Si bebiésemos como los franceses, 47 litros por habitante y año, se habrían salvado bodegas maravillosas que han tenido que cerrar por la crisis.

 

Han añadido al negocio del vino, el del aceite.
Si, y con bastante éxito afortunadamente. La incorporación de este producto forma parte de una estrategia de incorporar paulatinamente a nuestra oferta productos que cumplan con los siguientes requisitos:

1. Que puedan producirse en la Dehesa de Navamarín.
2. Que puedan venderse en el exterior.
3. Que no requieran de fuertes inversiones adicionales.

Dentro de este capítulo encajaba el aceite a la perfección, por nuestras condiciones climáticas y terreno. Pero hay otros muchos productos en los que estamos interesados. Los dos siguientes serán azafrán y queso Manchego, y eventualmente mieles y embutidos con antiguas recetas tradicionales de la zona.

 

¿Tienen alguna oferta sobre enoturismo?
No, actualmente no. Tenemos programas especiales que combinan caza con experiencias relacionadas con el vino y el aceite, en los cuales los cazadores disfrutan después de las jornadas cinegéticas, de comidas y cenas tradicionales especialmente diseñadas para acompañarse de los productos Aldonza.

Estos programas están disponibles sólo en temporada, y bajo acuerdo exclusivo.

 

¿Hay algún proyecto para el futuro en este sentido?
La respuesta es un rotundo sí. Nuestras instalaciones se han quedado pequeñas con el aumento de la producción en vino, y la incorporación del aceite, y estamos en conversaciones con los dos Ayuntamientos que afectan a la Dehesa de Navamarín, Lezuza y Munera, para determinar la ubicación final de un macrocomplejo de más de 20.000 metros cuadrados, que agrupe la nueva bodega, la almazara, así como las plantas de proceso y producción del resto de productos que queremos incorporar.

En este complejo queremos incluir una serie de infraestructuras que nos permitan ofrecer una experiencia completa y de calidad a nuestros clientes y visitantes, al estilo Napa Valley, con un pequeño hotel acogedor y de lujo, con restaurante de primera categoría, y por supuesto, con mucho vino y mucho aceite.