Almendralejo está calificada como la Ciudad del Cava y en sus calles, en cada esquina, en los alrededores y, en general, en todo se vive la cultura que posee. Por eso, por este conjunto de aspectos, el cava, la cultura y su maridaje, merece un brindis.
Si tuviésemos que elegir un sitio para hacerlo no sería fácil seleccionarlo. Podríamos realizarlo en su plaza de toros, una de las más bonitas que hemos visto. Construida en 1843, fue remodelada en 1881 con una ampliación del graderío, pero su principal obra se realiza en 1912 dándole un aspecto neomudéjar, similar al del mercado de la localidad. La galería de palcos, a los que se accede desde el exterior con una especia de balcón que rodea toda la plaza, cuenta con 96 arcos de herradura de hierro forjado y sus puertas son de madera tallada. Todo un espectáculo, que en ocasiones alberga acciones de enoturismo, como «La noche de Música y Cava». Claro está que debajo de sus tendidos se encuentra una de las bodegas más llamativas. Hasta hace poco tiempo utilizada para la elaboración de cava.
El brindis también podría realizarse en su plaza de Espronceda, que decorada en suelo y pareces con cerámica, acoge el teatro Carolina Coronado, poetisa natural de Almendralejo. Fue construido en 1916 y de esta época conserva su fachada con cierto sabor modernista. En el interior sus salones reflejan el aire neoclásico y destaca sus salón de los espejos, la estancia con más decoración.
Uno de los edificios que más pueden llamar la atención es el Círculo Mercantil. Se asemeja al del teatro y cuenta con tres pisos. Se puede observar desde el exterior todo lo que pasa en la primera planta, ya que basa su fachada en pilastras, molduras, cerámica vidriada y grandes ventanales. Sus salones acogen diferentes juegos y distracciones a modo de casino.
No le falta historia y muy antigua a esta ciudad ya que muy cerca se encuentra el Sepulcro Prehistórico de Huerta Montero, considerado una de las sepulturas más singulares de Extremadura y con un estado de conservación excepcional. Su antigüedad es de 4560 años (tercer milenio a.C.) y se utilizó como enterramiento colectivo. La excavación de unos dos metros sobre el caleño ha destapado una tumba dividida en tres tramos: los 7 metros primeros corresponden a una rampa de acceso; los 4 metros siguientes son de un corredor; estas estructuras dan acceso a una cámara circular, que estaría techada con una falsa bóveda.
Cómo toda obra de esta época, tiene un aspecto de ingeniería por descubrir. La orientación de la tumba, como parte en la que residen los antepasados, dejaba proyectar la luz del sol durante el solsticio de invierno (el día más corto del año) hasta el interior, provocando hoy un gran espectáculo, pero en su tiempo lo que podía suponer una ofrenda del sol nuevo a sus difuntos, a modo de celebración.
Todo esto es cultura, lo del cava, es una cultura más, que ya lleva más de 30 años. En 1983, se descorchó la primera botella de cava. El recorrido histórico y todos los detalles de cómo se ha ido transformando la historia del vino en Almendralejo, se pueden observar en sus Museo de las Ciencias del Vino. Uno de los más completos que existen en cuanto a explicaciones organolépticas y de los sentidos. Tienen, además, una sala denominada, Vendimia de Ideas, dirigida a los más pequeños y dónde realizan multitud de actividades con los colegios que les visitan.
En fin, muchos edificios y mucho que ver. Seguro que si visita Almendralejo dirá que se nos olvidó un rincón muy bonito, por supuesto, pero para eso tendrá que visitarlo y, por lo visto, es casi obligado.