Jorge Solana Aguado
Director de Enoturismo 360º
Ha pasado el primer mes de este 2016 y se ha celebrado Fitur, como cada año, una feria tan importante a nivel internacional desde el punto de vista turístico, pero cuyo reflejo en el enoturismo ha sido mínimo. Un año más que perdemos en promocionar una parte muy importante de nuestro país.
No obstante, los datos así lo dicen. España es uno de los principales productores de vino a nivel internacional. Sólo Italia ha conseguido en los últimos años poder superar en volumen los millones de hectolitros que se han vendimiado dentro de nuestro territorio.
Esto contrasta enormemente con la promoción del turismo del vino que se ha hecho en Fitur este año. Una apuesta muy diferente dependiendo de las comunidades autónomas.
En un rápido repaso podríamos felicitar a aquellas, que estuvieron y dieron buena fe de sus recursos enoturísticos.
– La Rioja y Rioja Alavesa, casi no tienen que proponerlo, se les presupone y allí estuvieron. Al igual que Jerez, pero con una presencia relativa.
– La apuesta de Castilla y León y sus cinco rutas (Arlanza, Bierzo, Cigales, Ribera y Rueda) fue destacada. Un lugar donde sentir el vino.
– De igual forma, destacó mucho la opción y el stand de la Región de Murcia. Una Comunidad que quizás no identificaríamos dentro de este apartado turístico, pero que ha hecho un esfuerzo importante y una apuesta decidida con tres Rutas del Vino Bullas, Jumilla y Yecla.
– Extramadura y su Ruta del Vino de Ribera del Guadiana, también hacen su hueco siempre en esta feria de calado internacional en Madrid. La primavera enoturística que preparan está a la vuelta de la esquina.
– Y de los demás, cómo la canción de Amaral, «ya no sé más». Mucho folleto, mucho papel, pero poca opción definida.
– Ah, se me olvidaba. Catalunya, que califica este año como el de la gastronomía y el enoturismo, lo único que tenía era cartelitos. Una buena imagen promocional que no se sujetaba luego cuando preguntabas directamente por información.
Este es el resumen del enoturismo en Fitur. Perdón porque seguro que se me escapa alguna que sí hiciese algo más. Un enoturismo que ni está ni se le espera. No nos lo creemos, no sabemos que hacer, no sabemos cómo contarlo, pero los peor es que estamos convencidos de que somos los mejores. Miremos al rededor, aprendamos y aprehendamos de nuestro entorno.
La mejor -o peor- muestra es Castilla-La Mancha, el mayor viñedo del mundo. En su promoción turística no había nada que invitase a este turismo. La Ruta del Quijote y la promoción del recorrido de este hidalgo por sus tierras es una apuesta, pero qué hay del enoturismo. No dicen, decimos, que somos el mayor viñedo del mundo, pero no se puede ni ver, ni visitar, ni relacionar con toda la cultura del entorno. Esta es la imagen de su marca. Y cómo esta, todas las demás que ni citamos.
El enoturismo no se puede ofrecer de cualquier manera, porque los que visitan nuestras instalaciones y luego quieren tener la posibilidad de disfrutar del entorno cultural, paisajístico, natural, patrimonial, son exigentes. Seamos exigentes con nosotros mismos y apostemos por profesionales cualificados.