Jesús Rojas | Madrid |
A finales de 2019 veía la luz el debut literario de Eva Pizarro, sumiller con una amplia trayectoria en el mundo de la alta gastronomía y que actualmente se encarga de la parte líquida en FIERRO (Valencia). Se llama “Los vinos que pueden cambiar tu vida”, un título que hace referencia a su historia personal.
“Yo nunca me imaginé escribiendo un libro, me llegó la propuesta a través de la editorial. Lo mantuve en secreto durante mucho tiempo y lo empecé a comentar cuando ya estaba a punto de ver la luz, ya que no quería meterme presión”. Nos lo cuenta la sumiller desde el otro lado del teléfono, que no puede estar más contenta por la excelente acogida que está teniendo este libro que “habla de amistades, viajes, experiencias,…”
Vivencias con las que cualquier lector amante del vino se puede sentir identificado, pero que no dejan de ser la vida de aquella joven que se fue formando en restaurantes como Arrop o Casa Marcelo antes de dar el salto con Acio, su proyecto personal. Y que ahora está al frente de la parte líquida del singular FIERRO, donde los chefs Germán Carrizo y Carito Lourenço están haciendo una labor encomiable en torno a una única mesa para doce comensales.
“El vino que cambió mi vida fue el Maduresa que descubrí en la cena de despedida de mi primer curso de cata, que tuvo lugar en el restaurante La Seu de Denia. Hablaban de él como el primer vino valenciano de calidad que se colaba en restaurantes de toda España”.
Un proyecto que ahora está teniendo que adaptarse a la nueva situación, aunque en este caso “en realidad no ha cambiado tanto porque ya se mantenía esa distancia de seguridad y teníamos unos protocolos higiénicos muy marcados”. A lo que no han conseguido poner remedio, me confiesa Eva, es “a esa cercanía que se ha perdido con el uso de la mascarilla y a esos abrazos con que siempre dábamos la bienvenida a nuestros conocidos”.
Pero volvamos al libro, que es de lo que hemos venido hoy a hablar. En estas páginas la autora nos cuenta, entre otras muchas cosas, cómo llegó ella a este mundo. “Yo me dedicaba a llevar la parte comercial de un hotel, pero un día se me ocurrió acercarme a un curso de cata que se hacía cerca de donde yo vivía (Gandía)”. Ya os podéis imaginar lo que ocurrió a partir de ahí: “Fue un flechazo, era un mundo totalmente desconocido para mí y ese mismo día decidí que quería dedicarme a esto. Dejé mi trabajo y me puse a estudiar sumillería”.
A partir de esa cata, que cambiaría su vida para siempre, el vino “pasó de ser un líquido embotellado a algo que conseguía emocionarme, traerme recuerdos de la infancia, hacerme viajar,…” Y eso es lo que ha estado haciendo durante todos estos años hasta que en los primeros meses de este 2020, que ya se nos está haciendo largo, llegaba el momento de salir a presentar su ópera prima.
“Siempre tuve claro que el libro tenía que moverlo yo para darlo a conocer, así que lo estuve presentando en zonas vinícolas, tiendas de amigos,… Y funcionó muy bien. Luego, con el confinamiento, las ventas se mantuvieron y estos meses he recibido fotos de gente posando con el libro desde Argentina, Chile, Italia,… Estoy muy contenta con la acogida que está teniendo”.
La reinvención de la sala y la sumiller
Como en tantas otras áreas, los avances tecnológicos están influyendo en el mundo de la gastronomía, lo que ha terminado afectando a la sala y la sumillería. Nos cuenta Eva que “ahora con móvil eres capaz de descargar todos los datos del vino que tienes delante, así que el sumiller se tiene que esforzar mucho más, aportar una información diferente, contar la historia que hay detrás, el contexto,… toda la parte emocional”.
Se le ve tan convencida que es entonces cuando caemos en la cuenta de que también es la responsable de la formación en sumillería de Gasma, algo que también le ha hecho ver la vida de otra manera. “Para mí fue un gran descubrimiento introducirme en el mundo de la docencia. Es súper bonito cuando ves brillar los ojos de los alumnos, cuando los ves emocionarse de la misma manera que me ocurrió a mí con aquella persona que cambió mi vida. Es lo más bonito que le puede ocurrir a alguien”.