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Jorge Solana Aguado


Director de Enoturismo 360º

 

Se acerca la mejor época para observar, mirar, tocar y disfrutar del viñedo. Los meses de la primavera con el desborre de la vid, significan la vuelta a la vida. Todavía quedan algunos días de frío, pero ya es hora de empezar a pensar en el desborre del enoturismo durante este 2016.

 

La cultura del vino gira en torno al enoturismo y este debe ser fuente de alimentación turística de las muchas zonas de España que disfrutan de vinos, bodegas, hoteles, museos, restaurantes, patrimonio dentro del entorno de sus viñedos o muy cerca de ellos.

 

La Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) ha hecho público esta misma semana un nuevo Informe sobre la Demanda del Turismo del Vino, realizado a través del Observatorio Turístico de las Rutas del Vino de España, la herramienta de análisis de más utilidad existente actualmente para conocer la evolución del enoturismo español.

 

Los resultados señalan aspectos como que el gasto del enoturista es de 133,98 euros diarios lo que le sitúa en una posición notablemente superior a la media del turista generalista. La estancia media es de 2,07 días y el viaje suele realizarse en pareja, aunque aumenta el porcentaje de escapadas
en familia.

 

No debemos desechar tampoco al enoturismo realizado por los denominados ‘singles’. Una nueva característica sociológica que está ofreciendo muchas posibilidades al turismo en general y al enoturismo en particular. No obstante, hace pocas semanas se presentaba un nuevo porta denominado «enotumismo, enoturismo para singles»

 

Todo esto hace que el enoturismo para este 2016 lo veamos como una buena alternativa. En el estudio se refleja que los principales factores de atracción a una ruta del vino son sus vinos, sus bodegas y su gastronomía. El 38,5% de los encuestados realiza el viaje motivado directamente por la cultura del vino, y el 37,9% afirman haberlo elegido como parte de sus vacaciones, lo que da cuenta de la importancia del enoturismo como elemento de ocio y disfrute. Visitar bodegas, degustar vinos y disfrutar de la gastronomía autóctona son las actividades más realizadas, aunque existe un crecimiento en la demanda de actividades en la naturaleza y de índole cultural. El coche propio y el autobús siguen siendo los medios de transporte más utilizados en los desplazamientos por las Rutas del Vino.

 

La cultura del vino y las actividades que la transmiten y se realizan a lo largo de los meses del invierno tienen un sentido especial cuando llega este tiempo. Los que han asistido a Tertulias del Vino o la primera edición del Aula Cultural del Vino de la Universidad CEU San Pablo, seguro que son personas llenas de interés por el enoturismo en estos meses que llegan.

 

Esperemos que los datos del número de visitantes y de personas que disfrutan del enoturismo crezca de una forma importante a lo largo de 2016. Este puede ser un gran año para el turismo en España y, por supuesto, para su enoturismo.