La viticultura ha tomado diferentes vías de innovación y de buenas prácticas en los últimos años. El úlitmo caso que se podría destacar es Finca Valpiedra, que acaba de presentar hace unos días su noevo vino, Petra de Valpiedra. Un vino monovarietal de garnacha de la D.O.Ca Rioja, y que cuenta con una producción de tan solo 4.000 botellas.
Quizás el aspecto más curioso de esta nueva presentación de unas bodegas, Familia Martínez Bujanda, que apuestan siempre por la diferencia positiva es que Petra de Valpiedra es un vino elaborado a partir del reinjerto de yemas de garnachas centenarias. Todo ello sobre cepas especialmente antiguas y dentro de una plantación experimental. Este espacio ocupata tres hectáreas de terreno en la finca riojana. Sobre el suelo aluvial de Finca Valpiedra, la garnacha se torna especialmente vivaz y fresca.
Para su elaboración, se llevan a cabo dos selecciones de racimos a pie del viñedo y una tercera selección en la mesa, a mano, antes de entrar en bodega. Petra de Valpiedra ha envejecido durante 19 meses en barricas de roble francés. Se trata de un vino artesanal elaborado con la mínima intervención del hombre, sin levaduras ni sulfuros. Es un vino fino de una gran complejidad y muy aromático.
“Lo que pretendemos con Petra de Valpiedra es revitalizar el viejo viñedo experimental que conservamos en Finca Valpiedra, reinjertándolo con yemas de garnachas de más de 100 años y volver así a los orígenes de la antigua Rioja”, explicó durante la presentación Lauren Rosillo, director técnico de Familia Martínez Bujanda. Este nuevo Petra de Valpiedra es un ejemplo de herencia, de saber hacer, de revalorizar viejos viñedos.
En su cata destaca por sus tonos azulados de intensidad media, sobre un fondo cardenalicio. Lágrima densa y abundante, con ligeros toques de roble, y notas de toffee y vainilla. Muy fresco y con un final sedoso debido a su finísimo tanino.
La uva garnacha, una variedad olvidada y ahora revitalizada
La variedad de uva garnacha estuvo arraigada durante todo el siglo XIX en la Rioja y fue fundamental en sus vinos, si bien durante el siglo XX empezó a caer en desuso debido a las dificultades de su cultivo y a sus rendimientos más bajos, frente a la variedad tempranillo. Hasta que prácticamente desapareció en esta zona vinícola. A raíz de ese olvido, solo algunos viñedos de esta variedad sobrevivieron. Después de llevar a cabo un trabajo de selección masal de aquellas cepas centenarias, Finca Valpiedra ha recuperado las viejas raíces de una de sus parcelas, para albergar las yemas de estas garnachas centenarias preservando la genética original.
“Durante generaciones, hemos explorado los mejores terruños y concentrado los viñedos en pagos con una identidad propia, de los que obtenemos vinos con personalidad única que transmitimos en nuestras elaboraciones, perdurables más allá de modas. Creemos en ese esfuerzo y es lo que transmitimos de generación en generación”, explicó Carlos Martínez Bujanda.