Jesús Rojas | Madrid |
Como tantas otras bodegas, La Horra acaba de arrancar con su vendimia en los viñedos más viejos, y lo hace diez días antes con respecto a la campaña anterior. Además, refuerza su compromiso con la excelencia adaptándose a las necesidades globales producidas por el Covid-19, con medidas de seguridad y protocolos de prevención para todos sus trabajadores.

“Serán los primeros vinos de la historia vendimiados con mascarilla y gel hidroalcohólico, y esperemos que los últimos”.

Aunque la vendimia no ha hecho más que empezar, Bodegas La Horra (Burgos) da por sentado que la cosecha de este 2020 va a ser de gran calidad, con unas uvas muy sanas, perfectamente maduras y sabrosas. En palabras de Agustín Santolaya, director general de la bodega, “dan ganas de darles un bocado a cada racimo que se corta”.

Siendo plenamente conscientes de la situación global que vivimos por la crisis sanitaria, la bodega remarca que “la viña sigue su ciclo, ajena a los avatares de esta pandemia, y únicamente preocupada por su ciclo biológico que ahora llega a su momento cumbre: la vendimia”. A lo que seguidamente añade: “Las últimas lluvias han terminado de redondear una cosecha que se antojaba escasa y, ante esto, puede que estemos frente a otra grande de Ribera, especialmente en el viñedo viejo. Este año es muy especial para la vendimia, sobre todo cuando se realiza de forma manual y en cajas”.

De esta forma, la bodega burgalesa refuerza su compromiso con la excelencia de sus vinos Corimbo y Corimbo I, ya que las uvas siempre siguen su curso y, en estos meses, han recogido en su interior lo mejor del paisaje de la Ribera del Duero: los pinares, las plantas aromáticas y una meteorología dura pero muy gratificante.