Enmarcados en el corazón de España, plena ruta del Quijote… la Denominación de Origen La Mancha se prepara para la cuenta atrás de la vendimia. El envero, fase del ciclo de la vid que produce el cambio de color del ollejo; la maduración de la uva. Posterior a la generosidad de la primavera en precipitaciones y el comportamiento natural de los viñedos en un clima excepcional, la variedad Tempranillo, el varietal por antonomasia de los vinos de La Mancha, se comienza a vestir de gala para elaborar los grandes vinos manchegos.
Ya lo vaticina el refranero popular; «Por Santiago y Santa Ana, pintan las uvas, y para la Virgen de Agosto van estando maduras». El ciclo natural de la cepa nos muestra su versión más viva y colorida. El envero de la tempranillo es el más “temprano” en el tiempo, de ahí su nombre, aunque en la demarcación que nos encontramos la denominan Cencibel. Una uva entregada en aromas y frescura en boca, juventud y capacidad frutal; Tempranillo / Cencibel tan querida en nuestra mesa así como en los mercados internacionales, y es que los vinos de La Mancha, cuanto más “quijotes”, mayor es su popularidad. Así lo expresó el gran Literato Miguel de Cervantes en la obra cumbre por excelencia, que refiriéndose Don Quijote a Sancho: «sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni aguarda secreto ni cumple palabra».
Muy poco queda para que en las próximas semanas llegue un trabajo exhaustivo de campo, para que posteriormente el vino aguarde paciencia en barricas. Aún en plena canícula, los viñedos manchegos están adaptados a las altas temperaturas de la época estival. El escenario perfecto para técnicos y viticultores en mantener esas temperaturas en los niveles habituales con noches frescas por debajo de 20 grados , vigilando así la maduración de la uva de cara a la vendimia.
Ignacio Isidoro Benítez
CEO | www.argataca.com